La muchachita guardapolvo blanco venía a la cocina a darnos el buen día, no esperaba la campanada de entrar al aula.
Una mañana me encontró llorando, y me dí vuelta para que no viera lo que lloraba. Ella se apuró en la mentira hasta el punto porque otras niñas andaban por ahí con miradas de irse sacándonos la lengua.
Tenía la facilidad de subirse a la cara las margaritas silvestres sin arrancarlas, ¿no recordarías su nombre?
Arnaldo Calveyra (1929-2015)
en "Poesía Reunida"
ed. Adriana Hidalgo (2012)
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