Los griegos le han llamado el Cisne. Muchos, por desconocimiento de su historia, le han asignado el nombre común del género de las aves, ornis. Ésta es la historia que se nos ha transmitido: Júpiter, como se había enamorado de Némesis y no había podido mantener relaciones con ella, se liberó de este amor gracias al siguiente plan. Ordenó a Venus que se transformara en un águila y él mismo, convertido en cisne, como si huyera del águila, buscó refugio en Némesis y se posó en su regazo. Némesis no lo rechazó, lo estrechó entre sus brazos y se quedó dormida. Mientras dormía, Júpiter la poseyó. A continuación, salió volando y, como los hombres ven que vuela alto en el cielo, se dice que ha sido colocada entre los astros. Para que no se diga que esto es falso, Júpiter colocó en el firmamento al cisne volando y al águila persiguiéndolo. En cuanto a Némesis, como se había unido a la especie de las aves, cuando llegó el momento, puso un huevo. Mercurio lo cogió, se lo llevó a Esparta y lo depositó en el regazo de Leda, que estaba sentada. De él nació Helena, que superaba en belleza a las demás, y a la que Leda consideró hija suya. Otros, sin embargo, han dicho que como Leda había mantenido relaciones con Júpiter, el dios la convirtió en cisne. Dejaremos este asunto pendiente.
Cayo Julio Higino (64 a.C.-17 d.C.)
en "Fábulas. Astronomía"
trad. Guadalupe Morcillo Expósito
ed. Akal (2008)
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