sábado, 3 de octubre de 2015

la mera apariencia






   En el principio no había más que mera apariencia, en realidad nada existía. Lo que nuestro padre tocaba era un fantasma, una ilusión; lo que agarraba era algo misterioso. Nada existía. A través de un sueño, nuestro padre Nainema, El-que-es-sólo-Apariencia, oprimió el fantasma sobre su pecho y se sumergió en sus pensamientos.
   Ni aún un árbol existía que pudiera sostener a ese fantasma y sólo mediante el aliento de Nainema se sostenía esta ilusión, asida a las hebras de un sueño. Trató de descubrir lo que estaba en su fondo, pero no encontró nada. "He tomado lo que no tiene existencia", dijo. No había nada.
   Entonces nuestro padre lo volvió a intentar, y trató de investigar su fondo y sus dedos buscaron al fantasma vacío. Ató la vaciedad a las hebras-de-sueño y presionó la sustancia-gomosa mágica, sobre ella. Así, por medio del sueño, la sostuvo como pelusa de algodón en rama.
   Tomó el fondo del fantasma y lo pisó varias veces, dejándolo por fin apoyado sobre la tierra con que había soñado. 
   El fantasma-tierra era ahora suyo. Entonces escupió saliva varias veces para que pudiera crecer la selva. Se recostó sobre la tierra y le puso la cubierta del cielo. Desde la tierra, dibujó el cielo azul y el blanco y los puso arriba.
















'Creación por la mera apariencia'
de los Uitoto de Colombia.
citado en "Dioses, Diosas y Mitos de la Creación"
comp. Mircea Eliade
trad. Eduardo José Míguez - Diana Rocco de Vignolo
ed. La Aurora (1986)


No hay comentarios:

Publicar un comentario