martes, 20 de octubre de 2015

sonora XVI






Una hermosa tarde de primavera de 1792, estando yo en la ventana que da a mi jardín, situado a unos dos mil pies de distancia de la ciudad, me entró curiosidad de oír lo que desde la famosa Gotinga pudiera llegar a mis oídos, y esto fue:
1) el rumor del agua en un gran molino,
2) el ruido de unos cuantos carros o carruajes que pasaban,
3) un griterío muy vivo y persistente de niños que, probablemente, estaban cazando abejorros en el bastión,
4) ladridos de perros a diferentes distancias y en una amplia gama de registros sonoros y afectivos,
5) tres o cuatro ruiseñores en los jardines aledaños o en la ciudad,
6) innumerables ranas,
7) un retintín de bolos que entrechocaban y
8) una especie de corno mal soplado que era lo más desagradable de todo.













Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)
en "Aforismos"
trad. Juan del Solar
ed. Edhasa (2002)

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