En una misma jaula habían encerrado a un cuervo y un papagayo. Humillado por encontrarse en compañía de un ave tan fea, el papagayo decía:
–¡Qué horrible cabeza! ¡Qué cuerpo ridículo! ¡Odioso espectáculo, en verdad! ¡Oh, cuervo devorador de cadáveres, quiera Alá que haya pronto entre los dos la misma distancia que separa Oriente de Occidente!
Pero, caso realmente extraordinario, el cuervo, a su vez, estaba enfurecido de tener por vecino al papagayo. Y gemía:
–¡Alá todopoderoso, sácame de aquí! ¿Qué pecado cometí para que se me encerrase con semejante tonto?
Y se desesperaba, martillando el pico contra las barras de la jaula y restregando colérico las patas una contra la otra.
Antes de exponer tu retrato, pregúntate si irá mucha gente a verlo. Si saben que vas al paraíso, muchas personas preferirán ir al infierno.
Saadi 'El jardín de las rosas'
cit. en "El libro de los seres alados"
Daniel Samoilovich
ed. 451 (2008)
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