(...) Efectivamente, si Ficino había identificado al eros con la magia (puesto que, según él, «la obra de la magia consiste en acercar las cosas una a otra»), Giordano Bruno siguió hasta sus últimas consecuencias las posibilidades operacionales de la magia erótica. Todo puede ser manipulado por la imaginación (...).
Mircea Eliade (1907-1986)
fragmento del prefacio a
"Eros y magia en el Renacimiento"
de Ioan P. Culianu (1950-1991)
trad. Neus Clavera y Hélène Rufat
ed. Siruela (1999)
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