jueves, 28 de julio de 2016

la niña






La desnudez es un fruto abierto. Tal vez si un dios sostuviera a la niña ante un fuego, podría quemarle la mortalidad. Pero en este paisaje no hay dioses. Hay un castillo donde germinan las fiestas, la batalla, la noche de alas negras y la doble puerta de la visión interior. No es poco. La niña avanza. El pelo que la cubre la exime por ahora del más arduo deber divino: hacer el amor. Pero la cacería amorosa, con sus lunaciones, sus ciclos de sangre, su encantamiento y su precio, ya la persigue. El vientre de la oscuridad, sin hacer ruido, le va detrás. La muerte no arroja sombra.
















María Negroni
en "Elegía Joseph Cornell"
ed. Caja Negra (2013)

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