viernes, 9 de agosto de 2019

un mundo primitivo






   Mis hermanos y yo proyectamos ya de niños un viaje a Islandia. A ello nos incitó la obra de Julio Verne Viaje al centro de la tierra. En aquél tiempo devorábamos uno tras otro los volúmenes de esas novelas. Los leíamos juntos y llegamos a lograr sincronizarnos al pasar las hojas. El viaje de Verne nos condujo, por la entrada de una caverna del volcán Hekla, hasta un mundo primitivo poblado de dinosaurios y otros animales tiempo ha extinguidos. Verne sabía, naturalmente, que la Tierra no está hueca; con respecto a la ciencia hizo un abundante uso de la libertad poética. Justo en eso reside su atractivo. 
   Ya Snorri Sturluson descubrió esa entrada del Hekla e hizo de ella una descripción en lenguaje cifrado que un erudito logró interpretar. Así fue como tuvimos nosotros la primera noticia de Islandia y como se despertó nuestra curiosidad. Además nuestro padre nos dijo que el interior de la isla aún era poco conocido. Los mejores sueños son, sin embargo, los que no se cumplen.

















Keflavik, 28 de julio de 1968 (fragmento)
en "Pasados los setenta I"
Ernst Jünger
trad. Andrés Sánchez Pascual
ed. Tusquets (1995)

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