domingo, 21 de mayo de 2023

una copa

 





–El que es amado, dijo el Maestro, es hermoso; en cambio no es necesario que todo lo hermoso sea amado. La belleza forma parte de la aptitud para ser amado. Ser amado es lo esencial; cuando una cosa es amada, es que, ciertamente, hay belleza en ella. La parte no está separada del todo: le está siempre unida. En tiempos de Mashnūn, había mujeres más bellas que Laylā, pero Mashnūn no las amaba.

–Hay mujeres más hermosas que Laylā, decían a Mashnūn. Te las traeremos.

–En realidad, respondía él, no amo a Laylā por su belleza. Para mí, Laylā no es una belleza carnal sino que es como una copa. En esa copa bebo vino y de ese vino es del que estoy enamorado. Vosotros fijáis la mirada en la copa, pero no conocéis el vino. Si yo tuviera una copa de oro incrustada en pedrería y llena de vinagre o de cualquier brebaje distinto del vino, ¿de qué me serviría? Una calabaza raída y rota en la cual hay vino vale más para mí que una copa de oro y otras cien copas semejantes más.

Para distinguir entre el vino y la copa se necesita una pasión y un deseo ardiente. De igual modo, si un hombre en ayunas desde diez días antes y un hombre saciado que ha comido cinco veces diarias miran ambos el pan, para el hombre saciado es una forma y para el hombre hambriento es vida.

















de '16' (fragmento)

en "El libro interior"

Rumi

trad. Antonio López y Fedra Egea

ed. Paidós (1996)

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