La tierra desaparece, el sepulcro, murciélago de piedra, abre sus alas de sombra en el crepúsculo de la resurrección y agita con su vuelo el vidrio resplandeciente de los astros; el pájaro siniestro va de planeta en planeta y su grito de noche, cada vez que toca la orilla de una constelación, se convierte en un canto de luz; sale de noche y trae la aurora; vuela desde un infierno y anuncia un paraíso; parte búho y llega golondrina; se escapa del viejo tronco del árbol humano y se posa en el extremo de cada rama en el lugar en que el fruto se transforma en estrella; sale de los huecos de los cráneos y salta de paraíso en paraíso, y anida de alegría en alegría; y anida de alegría en alegría.
de '22 de octubre de 1854' (fragmento)
en "Lo que dicen las mesas parlantes"
Victor Hugo
trad. Cloe Masotta
ed. WunderKammer (2016)
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