viernes, 12 de septiembre de 2014

temporalia III







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En la historia hay diversos tiempos y mareas. Hay períodos de ascenso, en los que todo apoya al héroe conquistador. Éste parece cabalgar sobre la gran ola. Hasta sus faltas y defectos lo favorecen. Ningún revés puede quebrar su carrera. Y sus enemigos, aunque muy valientes y apoyados por recursos superiores, luchan en vano por detener su marcha triunfal.

El Tiempo (kãla), poder supremo, lo favorece; eso es todo.

Pero el tiempo marcha por ciclos, ora expandiéndose, ora contrayéndose. Lo que ocurre es que la carrera del héroe coincide con un tiempo de crecimiento.

Los dioses, en su batalla contra los antidioses obtuvieron la victoria, pero no debido al valor, no por astucia o por el arte de sus omniscientes consejeros y sacerdotes brahamánicos, sino porque el tiempo los favorecía. Había llegado el momento en que los dioses tenían que aplastar a sus enemigos y obtener el dominio del universo, y esto fue lo que los llevó a sus altos sitiales. 

Pero el tiempo da vueltas, y llegará un momento en que serán barridos. Llevados de la gloria al exilio, serán ellos quienes entonces estarán llenos de rabia impotente, mientras los demonios, ahora triunfantes, establezcan su dominio.

Nadie puede luchar contra el tiempo. Sus mareas son misteriosas. Hay que aprender a aceptarlas y someterse a su inalterable ritmo.








Heinrich Zimmer (1890-1943)
"Filosofías de la India"
trad. J. A. Vázquez
Ed. Eudeba (1965)




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