jueves, 18 de septiembre de 2014

temporalia IV







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   Hubo una vez un tiempo en que el mundo no era como nosotros hoy lo conocemos.

   Un tiempo en que funcionaba de una manera diferente, en el que su carne, sus huesos mismos eran distintos de como son ahora, y distintas también, apenas sutilmente distintas, las leyes que lo gobernaban. Y también su historia era diferente, diferente de la historia que sabemos ha tenido, una historia que implicaba un futuro distinto del que ciertamente ha llegado a tener, nuestro presente.

   En esa época (no realmente lejana en tiempo, aunque lejana en otros puentes cruzados por los que no habremos de pasar nunca más) eran posibles ciertas cosas que ahora no lo son; e inversamente, cosas que sabemos que no han sido habían sin duda acontecido entonces; y había otras diferencias grandes y pequeñas, ninguna de ellas susceptible de ser estudiada hoy, porque esto es ahora, y aquello era entonces.

   En realidad, el mundo ("el mundo", todo esto: tiempo y espacio, pasado, presente, futuro; memoria, estrellas, correspondencias, física; posibles e imposibles) ha sufrido más de una vez una agonía semejante a ésta, quizá muchas veces desde que ha habido vida humana sobre la tierra, tal como la medimos nosotros hoy en nuestra era. 

   Y cada vez que esto acontece, hay un momento -un instante apenas- en el que el mundo pasa de lo que ha sido a lo que en adelante habrá de ser, un instante en el que cada posible especie de universo, todas las posibles extensiones del Ser en el espacio o el tiempo, pueden vislumbrarse detenidas, como a la espera, ante el umbral del devenir: y, de pronto, se ha doblado el recodo, se ha elegido un sendero, y todas aquellas posibilidades vuelven una vez más a la inexistencia, todas menos una: ésta. El mundo es como nosotros sabemos que es ahora, y como siempre ha sido: y todos olvidan que pudo ser, o fue alguna vez, distinto de como ahora es.


                                                                            



                    John Crowley 
de "Amor y Sueño" 
Trad.  Matilde Horne
Ed. Minotauro (1998)

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