A través del abismo, el Rey y la Reina se llaman mutuamente.
Bajo tierra, sus raíces son idénticas : poderosas garras de dragón.
El Rey exclama 'Ven, mi amada, abracémonos y generemos
un nuevo hijo que en nada se parezca a sus padres'.
La Reina responde 'Aquí vengo a tí, ansiosa de concebir un hijo
quien no tendrá igual en el mundo'.
Ambos señalan un vaso que flota entre ellos.
En su interior, un joven descansa sobre el regazo
de una mujer que lleva el sol por rostro.
De la boca del vaso asoman siete flores.
Sobre una ilustración del 'Anatomía Auri' (1628)
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