jueves, 26 de febrero de 2015

la apuesta







   A pesar de quejarse eternamente de su pobreza, una noche Nasrudín dió en su casa un festín tal que la magnificencia del mismo llegó a oídos del califa.
   Éste lo mandó llamar y le preguntó de dónde había sacado el dinero para hacer una fiesta semejante.
   –Hago apuestas –contestó Nasrudín–, y gano.
   –Pero ¿qué apuestas?
   –Lo que sea.
   –¿Te atreverías a apostar conmigo?
   –En el acto –contestó Nasrudín.
   –¿Diez monedas de oro?
   –Diez monedas de oro.
   –¿Y qué apuestas?
   –Apuesto a que mañana por la mañana cuando te levantes tendrás un grano enorme en la nalga derecha.
   Apuesta hecha. A la mañana siguiente, tras una noche de molestias, el califa despertó y constató que no tenía nada en la nalga derecha, ni tampoco en la izquierda. Hizo llamar a Nasrudín y le dijo que había perdido la apuesta.
   Nasrudín pidió verificarlo y así se hizo. El califa se bajó rápidamente los pantalones y le enseñó las nalgas a Nasrudín, que tuvo que reconocer que había perdido y se retiró modestamente.
   Aquella misma noche el califa se enteró de que Nasrudín daba una fiesta todavía más suntuosa que la primera. Lo mandó llamar, y le preguntó, bastante descontento, las razones de aquella sorprendente alegría.
   –Oh, es muy sencillo –le contestó Nasrudín–. Había apostado cincuenta monedas de oro con tu visir y he ganado.
   –¿Y a qué habías apostado?
   –A que esta mañana, si él venía temprano y se escondía detrás de un tapiz, vería al califa enseñándome el trasero.







de "El círculo de los mentirosos"
comp. Jean-Claude Carrière
trad. Néstor Busquets
ed. Lumen (2001)


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