Los grifos son aves, como dicen Jacobo (de Vitry) y Plinio, de desmedida crueldad, y de cuerpo tan grande, que vencen y matan combatiendo a los hombres armados.
Y tienen unas garras enormes y curvadas, con las que laceran a hombres y animales. Las garras del grifo son de tanta capacidad, que de ellas se hacen tazas aptas para usos humanos.
Éstos custodian oro y piedras preciosas en algún lugar inaccesible de la Sythia asiática, y, aunque los forasteros desean apoderarse de esas riquezas, el acceso al lugar es poco frecuente, ya que los grifos, al ver a los hombres, los arrebatan, como si hubieran sido creados por Dios para castigar la temeridad de la codicia. Los arismaspi combaten a los grifos para robarles las piedras esmeraldas, cuya variedad preciosísima se da en estos parajes. Como puede hallarse en el Comentario al libro del Éxodo, donde se distinguen las aves prohibidas por la Ley, este pájaro es un cuadrúpedo semejante al águila en cuanto a cabeza y alas, pero mucho mayor; en cuanto al resto del cuerpo, se parece al león. Y vive en los montes Hiperbóreos, siendo enemigo acérrimo del caballo y el hombre. Tal como dice el Experimentador, guarda en su nido la piedra ágata, y no cabe duda de que es para algún remedio. Pues hay constancia de que las piedras han sido creadas por Dios para que constituyan algún remedio.
"Bestiario Medieval"
trad. Ignacio Malaxecheverría
ed. Siruela (1986)
imagen: 'Grifo' del Bestiario Aéreo de Oxford
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