Del décimoctavo grado del signo de Tauro es la piedra a que dicen alambari. Es fría en el tercer grado y seca en el comienzo del segundo; es hallada en las minas de greda. De estas piedras hay, de ellas, grandes y, de ellas, pequeñas, pero siempre son halladas en forma redonda. Su color es amarillo bien puro, pero hay algunas de ellas en que se hallan gotas verdes y son las mejores y de mayor virtud. Piedra es fuerte y difícil de quebrantar.
Tiene tal virtud que el que la tiene en la boca no se embeoda por vino que beba, ni le hace mal el vino como al que no la tiene; y esta propiedad tiene trayéndola consigo, pero no tanta como si se la tuviese en la boca. Y si la metieren en cuba, o en tinaja, o en otra cosa que tenga vino, quítale la fortaleza de embeodar, mas no le quita el sabor que en sí tiene, y eso mismo hace a lo que el hombre bebe; por ello, los de la tierra de Occidente la suelen colgar a los niños a los cuellos para que no les haga el vino mal y se críen mejor y más deprisa bebiéndolo. Y por esta razón misma la engastan en sus vasos y en las otras cosas en que beben, para que les sepa bien el vino sin que les haga mal.
La estrella que está en la raya entre el cuerno y la oreja septentrional de la imagen de Tauro tiene poder sobre esa piedra, que de ella recibe su virtud; y cuando ella está en el ascendente, muestra esta piedra más manifiestamente sus obras.
Alfonso X (1221-1284)
'De la piedra a que llaman alambari'
en "Lapidario"
versión: María Brey Mariño
ed. Castalia (1997)
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