jueves, 7 de diciembre de 2017

la piel del oso







   Dos árabes, uno prudente y otro necio, fueron juntos al monte a cazar osos.
   –Yo ya he vendido la piel de mi oso –dijo el necio–. ¿Has vendido tú la del tuyo?
   –No –repuso el prudente –. La venderé cuando haya matado al oso. ¿Cómo eres tan confiado?
   –Porque –replicó el otro –soy un experto en la caza, conozco las artimañas de los osos y poseo habilidad en las transacciones comerciales.
   Se internaron en el monte y pusieron entre ambos cierta distancia. De pronto, por detrás de una roca surgió un enorme oso, que se acercó al árabe necio. Este dejó caer el arma, se desplomó en el suelo y se fingió muerto. 
   El oso se acercó a él, le olfateó de arriba abajo, le lamió la cara y después se alejó lentamente. 
   Cuando el oso se hubo perdido de vista, el árabe necio se puso de pie y se secó la cara. El otro árabe se reunió con él y le preguntó:
   –¿Qué te ha dicho el oso?
   El necio, que se había hecho más prudente, repuso:
   –Que de ahora en adelante no venda la piel del oso hasta haberlo cazado.






















William Saroyan (1908-1981)
de 'Cuentos morales de la patria lejana'
en "Obras de William Saroyan **"
trad. M. Bosch Barret
ed. Plaza & Janés (1960)

versión: RM


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