Me habías arrojado en lo más hondo,
en el corazón del mar,
una corriente me cercaba:
todas tus olas y tus crestas
pasaban sobre mí.
Me envolvían las aguas hasta el alma,
me cercaba el abismo,
un alga se enredaba a mi cabeza.
A las raíces de los montes descendí,
a un país que echó sus cerrojos tras de mí
para siempre
Libro de Jonás 2: 4, 6, 7
en la "Biblia de Jerusalén"
ed. Desclée de Brouwer (1984)
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