«La música todavía le interesa. Recuerda la técnica pianística, pero toca de un modo extremadamente raro. A menudo se queda sentado ante el piano durante días enteros. En otras ocasiones persigue una idea, casi infantil, y la interpreta cientos de veces, hasta que resulta insoportable. A esto hay que añadir que de vez en cuando le viene una especie de frenesí que le impulsa a recorrer como un relámpago todas las teclas. Y finalmente, el desagradable sonido de sus uñas, excesivamente largas... Cuando ha tocado el piano un cierto tiempo, sus ojos se cierran bruscamente, echa la cabeza hacia atrás, se diría que está a punto de morir, pero entonces se pone a cantar. Nunca he podido, a pesar de haberlo oído varias veces, adivinar en qué idioma cantaba, pero lo hacía con un patetismo desgarrador.»
testimonio de Waiblinger sobre su visita a Hölderlin en 1830
en "Empédocles" y "Escritos sobre la locura"
Hölderlin (1770-1843)
trad. Félix de Azúa
ed. Labor (1974)
No hay comentarios:
Publicar un comentario