Iba él lo mismo que un huracán terrible, preñado de odiosos vendavales, que a los navegantes les produce un frío horror de espanto, cada vez que la Pléyade se sumerge en las corrientes del infatigable Océano, huyendo del ínclito Orión y el aire se perturba y el ponto se embravece por la tempestad. De forma parecida se lanzó por donde el Destino lo guiaba.
Quinto de Esmirna
del 'Libro V - El juicio de las armas' (fragmento)
en "Posthoméricas"
trad. Francisco A. García Romero
ed. Akal (1997)
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