sábado, 22 de noviembre de 2014

algunas aventuras









   Tan ágil y dispuesto como yo para el salto era mi caballo. Ni fosos ni cercados me impidieron nunca cabalgar por el camino más recto. Una vez perseguía a una liebre, que atravesó corriendo una ruta principal. Un carruaje con dos hermosas damas que iba por el camino se interpuso entre yo y la liebre. Mi corcel saltó por el centro del carruaje, cuyas ventanas estaban abiertas, con tanta rapidez y decisión, que apenas tuve tiempo de quitarme el sombrero y pedir humildemente perdón a las damas por aquella libertad.

   Otra vez quise saltar un pantano que, en un principio, no me pareció tan ancho como lo encontré cuando estaba a mitad del salto. Por ello, estando ya en el aire, me volví al sitio de donde había venido para tomar más impulso. También la segunda vez salté demasiado corto, y me hundí hasta el cuello en el pantano, no lejos de la otra orilla. Allí hubiera acabado irremisiblemente si la fortaleza de mi brazo no me hubiera sacado tirando de mi propia coleta, juntamente con mi caballo, al que sujeté firmemente entre mis piernas.












G.A. Bürger (1747-1794)
'Las aventuras del Barón de Münchhausen'
trad. Miguel Sáenz
ed. Alianza (1987)

imagen: ilustración de Gustavo Doré


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