–Lo que has aprendido no es magia ordinaria –contestó el Patriarca–. Lo que tú has hecho ha sido apoderarte de los mismísimos poderes creativos del Cielo y la Tierra y penetrar en los oscuros misterios del sol y la luna. Te aseguro que tu éxito a la hora de mezclar el elixir es algo que los dioses y demonios no pueden, simplemente, permitir. Aunque conservarás tu apariencia y verás substancialmente alargada tu edad, una vez que hayan transcurrido quinientos años el Cielo enviará sobre ti la desgracia y te alcanzará el poder destructor del rayo. Así que debes tratar de ser lo suficientemente inteligente y evitar de antemano que eso suceda. Si lo consigues, tu edad será, en verdad, la misma que la del Cielo; de lo contrario, tu vida terminará en ese mismo instante. Una vez que hayan transcurrido otros quinientos años, el Cielo enviará sobre ti un fuego que te consumirá. Ese fuego, por supuesto, no es natural. Se le conoce por el nombre de Fuego de Yin y surgirá del interior de las plantas de tus propios pies. De allí ascenderá por tu cuerpo hasta alcanzar el hueco de tu corazón, reduciendo a polvo tus entrañas y tus huesos a pura ruina. De esta forma, habrá resultado totalmente superflua la ardua labor de todo un milenio. Transcurrirán después otros quinientos años y entonces soplará sobre ti la desgracia del viento. No se trata de un viento del norte, o del sur, o del este, o del oeste; tampoco es uno de los vientos que caracterizan cada una de las estaciones ni los conocidos como vientos de las flores, de los sauces, de los pinos o de los bambúes. Recibe el nombre de Viento Poderoso; penetra en el cuerpo por la parte superior de la cabeza, lo atraviesa totalmente y circula libremente por sus nueve aperturas. Tu carne y tus huesos se disolverán como la cera y todo tu cuerpo desaparecerá. Debes, por lo tanto, evitar a toda costa estas tres calamidades.
"Viaje al Oeste - Las
Aventuras del Rey Mono"
Anónimo chino del siglo XVI
trad. Enrique P. Gatón e Imelda Huang-Wang
ed. Siruela (2009)
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