domingo, 7 de agosto de 2016

los enviados







   Los enviados animales del Poder Invisible ya no sirven, como en los tiempos primitivos, para enseñar y guiar a la humanidad. Osos, leones, elefantes, íbices y gacelas están en jaulas en nuestros zoológicos. El hombre ya no es el recién llegado en un mundo de praderas y bosques inexplorados, y nuestros vecinos más cercanos ya no son las bestias salvajes sino otros seres humanos, compitiendo por bienes y espacio en un planeta que gira sin cesar alrededor de la bola de fuego de una estrella. Ni corporal ni mentalmente habitamos el mundo de esas razas cazadoras de los milenios paleolíticos, a cuyas vidas y estilos de vida les debemos, sin embargo, las formas mismas de nuestros cuerpos y las estructuras de nuestras mentes. Los recuerdos de sus enviados animales deben seguir dormidos, de algún modo, dentro de nosotros; pues se despiertan un poco y se agitan cuando nos aventuramos en terreno silvestre. Se despiertan aterrorizados cuando suena el trueno. Y vuelven a despertarse, con un sentimiento de reconocimiento, cuando entramos en cualquiera de esas grandes cuevas pintadas. Sea cual sea la oscuridad interior a la que descendieron en sus trances los chamanes de esas cavernas, la misma sombra debe habitar dentro de nosotros, y la visitamos de noche cuando dormimos.















Joseph Campbell (1904-1987)
en "El poder del mito"
trad. César Aira
ed. Emecé (1991) 

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