El Cielo estaba pegado a la Tierra. Urano cubría a Gaya derramándose sin cesar dentro de su vientre. Como Urano no dejaba ningún intersticio entre él y ella, todo el universo era una noche. Gaya no cesaba de concebir, de gestar, de alumbrar, todo era un mismo movimiento continuo. Los Titanes permanecían alojados allí mismo donde Urano los había arrojado, allí mismo donde Gaya los había gestado, en una noche única.
La multitud de hijos comenzó a asfixiar a la madre.
Entonces Gaya –la propia Madre– le procuró una hoz al último de sus hijos. Lo llamó Cronos. Mientras Urano penetraba de nuevo a su madre, Cronos agarró los genitales de su padre con la mano izquierda. Mientras su padre jadeaba, le cercenó los cojones con la hoz. Urano gritó. Se retiró con tal violencia de la vulva de Gaya que acabó clavado en lo alto del mundo.
Así separó Cronos el cielo de la tierra con la ayuda de una hoz e inventó el espacio como un tercero respecto de ellos.
Pascal Quignard
fragmento de 'Saturno'
en "La noche sexual"
trad. Paz Gómez Moreno
ed. Funambulista (2014)
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