Han Shan Te-ch'ing vivía recluido en la Terraza del Norte. Un día de 1575, mientras cocía sus gachas de arroz, vio «una gran joya radiante, perfectamente clara e inmóvil, como un enorme espejo redondo que reflejaba en su centro las montañas, los ríos y la ancha tierra». La duda desapareció; todo se hizo claro en su interior y exterior; vio la majestuosa creación y la destrucción de todas las cosas; su mente estaba en reposo. Cuando ese momento llegó a su fin, advirtió que la olla estaba cubierta por una gruesa capa de polvo.
de 'En las montañas de Wu-t'ai' (fragmento)
en "Algo elemental"
Eliot Weinberger
trad. Aurelio Major
ed. Atalanta (2010)
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