viernes, 18 de diciembre de 2015

anillo







   Se dirigieron al lugar donde estaba el pastor y le dijeron: 
   –¿Eres rico, pastor?
   –Que a Dios no plazca que seáis más ricos que yo alguna vez.
   –Por Dios, tú eres el dueño.
   –No hay aflicción que pueda dañarme, salvo mi mujer.
   –¿De quién son las ovejas que guardas y de quién es aquel castillo?
   –¡Sois hombres locos! En todo el universo se sabe que éste es el castillo de Yspadadden Penkawr.
   –¿Y tú quién eres?
   –Soy Kustenin, hijo de Dyvnedic, y por culpa de mi mujer, Yspadadden Penkawr ha labrado mi ruina. ¿Y vosotros quiénes sois?
   –Mensajeros de Arturo, que hemos venido hasta aquí para pedir a Olwen, la hija de Yspadadden Penkawr.
   –¡Oh, hombres! ¡Dios os proteja! Por nada del mundo hagáis eso. Ni uno solo de los que han venido a hacer esta petición, ha regresado con vida.
   El pastor se levantó y Kulhwch le dio un anillo de oro. Intentó ponérselo, pero como no le iba bien, lo colocó en un dedo de su guante y se fue a la casa.
   Dio el guante a su mujer y ella sacó el anillo, y le dijo:
   –¿De dónde has sacado este anillo? No encuentras tesoros con frecuencia.
   –Había ido a buscar alimentos de mar, cuando de pronto vi un cadáver que lo traían las olas; jamás había visto un cuerpo más bello: en su dedo encontré este anillo.
   –Como el mar no deja muerto con joyas, enséñame ese cuerpo.
   –Mujer, pronto verás aquí a aquél a quien pertenece el cadáver.












fragmento de 'Kulhwch y Olwen'
en "Mabinogion - Relatos Galeses-"
trad. Mª Victoria Cirlot
ed. Nacional (1982)

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