martes, 30 de septiembre de 2014

sonora IV








*




No puedo dormir sin la ventana abierta. Los tranvías ruedan estrepitosamente a través de mi habitación. Los autos pasan por encima de mí. Suena una puerta. En algún sitio cae un vidrio chasqueando. Oigo la risa de los trozos grandes de cristal y la leve risilla de las esquirlas. Después, de pronto, un ruido sordo, ahogado, al otro lado, en el interior de la casa. Alguien sube la escalera. Se acerca, se acerca sin detenerse. Está ahí, mucho tiempo ahí, pasa. Otra vez la calle. Una chica grita: "Ah! tais toi, je ne veux plus!" El tranvía eléctrico acude, todo agitado, pasa por encima, más allá de todo. Alguien llama. Hay gentes que corren, se agolpan. Un perro ladra. ¡Qué alivio! Un perro. Hacia la madrugada hay hasta un gallo que canta, y es una infinita delicia. Después, de pronto, me duermo.

Hay los ruidos, pero hay algo aún más terrible: el silencio. Creo que en los grandes incendios sobreviene a veces un momento de máxima tensión: los chorros de agua declinan; los bomberos no trepan ya; nadie se mueve. Silenciosamente, una negra cornisa se desprende desde arriba, y un alto muro, tras del que salen las llamas, se inclina sin ruido hacia adelante. Todo está inmóvil y espera, encogidos los hombros y juntas las cejas, el tremendo desplome. Así es aquí el silencio.











Rainer Maria Rilke (1875-1926)
de "Los apuntes de Malte Laurids Brigge"
trad. Francisco Ayala
Ed. Alianza (1981)



lunes, 29 de septiembre de 2014

portal














































-portal- (2000) técnica mixta: collage, lápices de color



temporalia V










   Una vez tuve una conversación con Karlheinz Stockhausen, en la que él me dijo: "Sabes, Morty, vivimos aquí abajo en la tierra, no en el cielo". Empezó a golpear la mesa con el puño y continuó: "Un sonido existe aquí; o aquí; o aquí". Estaba convencido de que me estaba demostrando la realidad. De que me estaba demostrando que el golpe, y la posible ubicación de los sonidos en relación con él, era lo único a lo que el compositor podía aferrarse de modo realista. El hecho de que lo hubiera reducido a medio metro cuadrado le hacía creer que el Tiempo era algo que él podía manejar, e incluso parcelar, básicamente a su antojo.

   Para ser franco, este modo de abordar el tiempo me aburre. No soy un relojero. Estoy interesado en alcanzar el Tiempo en su existencia no-estructurada. Quiero decir, estoy interesado en saber cómo vive esta bestia salvaje en la selva, no en el zoológico. Estoy interesado en el modo de existencia del Tiempo antes que nosotros le pongamos las manos -las mentes, las imaginaciones- encima.







       
       Morton Feldman (1926-1987)
de "Pensamientos Verticales"
Trad. Agostina Marchi
Ed. Caja Negra (2012)




domingo, 28 de septiembre de 2014








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Subiendo mas arriba, permanece como huésped del monte Kailasa,

que utilizan de espejo las esposas de los Treinta, cuyas mesetas dislocara con sus brazos el demonio de las diez cabezas.

Sus crestas se levantan para llenar el cielo, erguidas, límpidas como el nenúfar blanco,

semejando una sonrisa permanente del dios de los tres ojos.



Cuando llegues a sus laderas, oscura como el antimonio disuelto en  el aceite,

de la montaña blanca como un marfil recién tallado,

me imagino la hermosura digna de contemplar con los ojos extasiados,

como la del portador de la reja del arado cuando echa sobre sus espaldas un manto oscuro.











Kalidasa (circa 400 d. C.)
del Megadhuta ~El poema de la nube mensajera~
estrofas 58 y 59
Trad. Francisco Villar Liebana
Ed. Nacional (1978)




sábado, 27 de septiembre de 2014








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estoy de pie muy cerca de los cuatro




por qué medio se propaga el pensamiento




barrido en refulgencia de guitarras torrenciales
















de 'Tolva' (2006)


viernes, 26 de septiembre de 2014







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Vi las distintas cosas que hiciste,


pero siempre te escondiste.



Te sentí empujar, te sentí llamar,



pero en vano te quise atisbar–



   Oh viento,  pasas el día soplando,



   Oh viento, tan alto tu canción cantando!





Oh tú tan frío y poderoso,



Oh silbador, eres joven o añoso?



Eres bestia de árboles y prados,



o eres también niño, el más fuerte de los dos?



   Oh viento, pasas el día soplando,



   Oh viento, tan alto tu canción cantando!






*


I saw the different things you did,

But always you yourself you hid.

I felt you push, I heard you call,

I could not see you at all–

   O wind, a-blowing all day long,

   O wind, that sings so loud a song!



O you that are so strong and cold,

O blower, are you young or old?

Are you a beast of field and tree,

Or just a stronger child than me?

   O wind, a-blowing all day long,

   O wind, that sings so loud a song!












Robert Louis Stevenson (1850-1894)
extraído de "A Child's Garden of Verses"
Ed. Simon & Schuster (1951)
versión & trad. Ricardo Messina

ilustración: Alice & Martin Provensen



jueves, 25 de septiembre de 2014

Descubrimiento de la mujer








*




Entonces la mujer se me apareció sin más
velos, en un pudor natural.
Desde entonces sus gestos. libres, surgidos
en una solemnidad fecunda, me consagran 
a la única dulzura real.
En semejante intimidad paso sin cansancio.
En esta hora puede anochecer, la claridad
lunar tendrá las sombras más desnudas.







Ora la donna mi apparve senza
piú veli, in un pudore naturale.
Da quel tempo i suoi gesti, liberi,
sorgenti in una solennità feconda,
mi consacrano all' unica dolcezza 
reale.
In tale confidenza passo senza 
stanchezza.
In quest'ora può farsi notte, la
chiarezza lunare avrà le ombre
piú nude.










Descubrimiento de la mujer
Scoperta della donna
Giuseppe Ungaretti (1888-1970)
de "La alegría / La tierra prometida"
trad. Oreste Frattoni
Ediciones Librerías Fausto (1974)





miércoles, 24 de septiembre de 2014








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aguardo junto a rocas sumergidas

la luz anuncia el retiro de las nubes

sonoras en espuma turbulenta








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de la 'Suite Serrana'
(inédita)












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Los cañonazos arreciaban más allá, en el camino, alzando una polvareda espesa, iban demoliéndolo delante de los pasos cautos del mulo, o a sus espaldas: y Bisma ni siquiera se volvía. A cada disparo, a cada silbido, los hombres contenían la respiración. "Este le acierta", decían. Hubo una detonación y desapareció del todo, envuelto en el polvo. Los hombres callaron. Ahora, aplacado el polvo, verían el camino desnudo y ni siquiera sus restos. Pero el hombre y el mulo reaparecieron como fantasmas y siguieron andando, muy despacio. Después del último recodo, no pudieron seguirlos. "No saldrán del paso", dijeron los hombres, y se volvieron.

   Pero Bisma seguía cabalgando por el pedregoso camino en herradura. El viejo mulo iba adelantando los cascos inseguros por el camino que obstruían las peñas y los derrumbes recientes; el ardor de las llagas bajo la albarda le tensaba la piel. Las explosiones no lo encabritaban: había penado tanto en su vida que nada podía ya impresionarlo. Andaba con el hocico gacho, y su mirada, limitada por las anteojeras negras, hacía observaciones bellísimas: caracoles, con el caparazón roto por los proyectiles, perdían una baba irisada en las piedras; hormigueros desventrados con fugas blancas y negras de hormigas y larvas; hierbas arrancadas que alzaban extrañas raíces barbudas como de árboles.










fragmento de 'El hambre en Bévera'
de "Por último, el cuervo"
Italo Calvino (1923-1985)
trad. Aurora Bernárdez
Ed. Tusquets (1990)



martes, 23 de septiembre de 2014

xochitl yahualihui









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Xochitl yaualihui            Aya


amoxcalitic in papalocalitic in.


In tlalla icuilihui              Aya


Moyahua mocuic moyahua motlatol.


Zan cacahuantoc in totatzin


in teotl ipalnemoani              (O. icelteotl)


   Nepapan in moquechol papalatl,


papalocalitec in tiya on tlatoa:


ya tatatillili aye yehua huiya ailili Ohuaya Ohuaya.








Flores forman un cerco


en el recinto del musgo acuático,


en el recinto de mariposas.


La tierra está matizada.


   Se difunde tu canto, se difunde tu palabra.


Sólo retumba allí y repercute nuestro padre


el Dios por quien todo vive.


   Múltiples son tus rojas mariposas :


en medio de mariposas estás y hablas.











En el recinto del musgo acuático
de 'Flor y Canto -la poesía de los aztecas-'
Birgitta Leander
trad. Angel M. Garibay
Ed. Instituto Nacional Indigenista (1981)
México.


fotografía: Werner Forman



lunes, 22 de septiembre de 2014










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La vida es la manifestación del total dinamismo.


La muerte es la manifestación del total dinamismo.











Life is the manifestation of total dynamism.

Death is the manifestation of total dynamism.








danin katagiri roshi
'you have to say something' (2000)
citado por Jesse Goin en 'wandelweiser and crow'
trad. Ricardo Messina



domingo, 21 de septiembre de 2014








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El kokila, embriagado con el jugo del mango, besa 

voluptuosamente sus flores, sus yemas bermejas;

la abeja, zumbante esposa, busca los labios del loto, su marido;

así sabemos que es llegada la primavera.











Kalidasa, Ronda de las estaciones
citado por Daniel Samoilovich en
"El libro de los seres alados"
Ed. 451 (2008)





sábado, 20 de septiembre de 2014

El aguatero










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   Don Felipe debió hacerse aguatero por el amor que le tenía al arroyo y al agua. Hablaba de cauces, árboles, camalotes y lamas, haciendo gustar la sensación de frescura de lo que evocaba. Las palabras entraban por la boca. Además era un poeta.

   –Esta agua la espero donde se peinan las rubias . . .

   La recogía al término de un cauce encerrado, entre sauces, cuyas cabelleras de raíces rosadas y rubias, peinaban las aguas clarísimas.

   –Este barril se lo pedí de favor al berral y la menta mota, porque la cañada se ha dejado de saltos, y sólo se pasa durmiendo entre las plantas. 

   –Está fresquita, y si la saca despacio, todavía va a encontrar la sombra de los camalotes.

   Cuando el verano comenzaba a sorber los arroyos cercanos, él se iba a buscar las vertientes saltarinas en los cerros.

   Decía que ser aguatero no consistía en traer agua en un barril, sino en "levantar" el agua del arroyo y traerla hasta la copa, sin que ella se diera cuenta, descansada y fresca.

   Desviaba cauces, llevando la corriente hasta las tazas de piedra rosada, donde el sol inventaba arañas de oro.

   Llevaba tras de sí las cañadas, como si llevara a un animal amigo.

   Se indignaba cuando alguien arrojaba un terrón en la corriente limpia.

   De los aguateros que conocí, ninguno amaba el agua y el arroyo como él. 

   La forma en que vertía el agua en las tinajas, era una bella fiesta, que no olvidaré nunca.












"El Aguatero"
de 'Perico -15 relatos para niños-'
Juan José Morosoli (1899-1957)
 Ediciones Liceo (1945)
Montevideo - Uruguay
ilustración: Adolfo Pastor





viernes, 19 de septiembre de 2014











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¿De qué árbol florecido

llega?  No lo sé.

¡Mas es su perfume!











Matsuo Basho (1644-1694)
de "Tres maestros del Haiku"
trad. Osvaldo Svanascini
Ed. Torres Agüero (1976)




jueves, 18 de septiembre de 2014

temporalia IV







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   Hubo una vez un tiempo en que el mundo no era como nosotros hoy lo conocemos.

   Un tiempo en que funcionaba de una manera diferente, en el que su carne, sus huesos mismos eran distintos de como son ahora, y distintas también, apenas sutilmente distintas, las leyes que lo gobernaban. Y también su historia era diferente, diferente de la historia que sabemos ha tenido, una historia que implicaba un futuro distinto del que ciertamente ha llegado a tener, nuestro presente.

   En esa época (no realmente lejana en tiempo, aunque lejana en otros puentes cruzados por los que no habremos de pasar nunca más) eran posibles ciertas cosas que ahora no lo son; e inversamente, cosas que sabemos que no han sido habían sin duda acontecido entonces; y había otras diferencias grandes y pequeñas, ninguna de ellas susceptible de ser estudiada hoy, porque esto es ahora, y aquello era entonces.

   En realidad, el mundo ("el mundo", todo esto: tiempo y espacio, pasado, presente, futuro; memoria, estrellas, correspondencias, física; posibles e imposibles) ha sufrido más de una vez una agonía semejante a ésta, quizá muchas veces desde que ha habido vida humana sobre la tierra, tal como la medimos nosotros hoy en nuestra era. 

   Y cada vez que esto acontece, hay un momento -un instante apenas- en el que el mundo pasa de lo que ha sido a lo que en adelante habrá de ser, un instante en el que cada posible especie de universo, todas las posibles extensiones del Ser en el espacio o el tiempo, pueden vislumbrarse detenidas, como a la espera, ante el umbral del devenir: y, de pronto, se ha doblado el recodo, se ha elegido un sendero, y todas aquellas posibilidades vuelven una vez más a la inexistencia, todas menos una: ésta. El mundo es como nosotros sabemos que es ahora, y como siempre ha sido: y todos olvidan que pudo ser, o fue alguna vez, distinto de como ahora es.


                                                                            



                    John Crowley 
de "Amor y Sueño" 
Trad.  Matilde Horne
Ed. Minotauro (1998)