Un ermitaño egipcio, Dhoul-Noun, tenía un prestigio tan grande que se le suponía conocedor de todos los secretos de los mundos, e incluso del nombre más importante de Dios.
Un hombre, que deseaba conocer a aquel nombre al que van asociados incomparables poderes, se puso al servicio del ermitaño durante más de un año, sin retribución, en silencio, en la más perfecta humildad.
Cuando hubo pasado un año, el ermitaño Dhoul-Noun le preguntó qué quería como recompensa.
–Enséñame el nombre más importante de Dios –dijo el hombre.
–Sí, te lo enseñaré. Pero antes tengo que pedirte un último servicio. Vuelve cuando el sol se ponga.
El hombre volvió a la hora indicada. El ermitaño le entregó una simple bandeja de madera sobre la cual había una tapa envuelta en un pañuelo, y le preguntó:
–¿Conoces a Yusuf?
–Sí, lo conozco.
–Llévale esto de mi parte. Es un regalo sin igual.
El hombre tomó la bandeja sobre la que estaba la tapa y se fue a través del desierto hacia el hogar del tal Yusuf. En el camino, pensó en aquel regalo sin igual. Las ganas de conocer la naturaleza de aquel regalo le atormentaban más que nada en el mundo.
No pudo resistirse a aquel deseo. Dejó la bandeja en el suelo, deshizo el pañuelo y levantó la tapa. Entonces una ratita gris se escapó. El hombre intentó atraparla en vano. La ratita desapareció dando saltitos entre las rocas.
El hombre se sintió presa de la cólera. Maldijo a Dhoul-Noun, que se había burlado de él después de todo un año de fiel servicio y que le había hecho transportar una simple rata por el desierto.
Regresó junto al ermitaño e hizo evidente su irritación, que su rostro enrojecido y sus manos temblorosas ya manifestaban.
–¡Te pedí el nombre más importante de Dios! –gritó–. ¡Y tú te has burlado de mí!
Entonces Dhoul-Noun lo miró tranquilamente y le dijo:
–¿Cómo confiarle el nombre más importante de Dios a alguien a quien no se le puede confiar ni una rata?
'El nombre más grande'
de "El círculo de los mentirosos"
comp. Jean-Claude Carrière