miércoles, 30 de septiembre de 2015

corona






Trenzaron para mí la corona verdadera e hicieron que tus ramas (klados) brotaran en mí.

Porque no es como una corona marchita que no da brotes, sino que vives sobre mi cabeza y brotas sobre mí.

















fragmento de 'Las odas de Salomón'
en "La gnosis eterna : Pistis Sophia"
trad. Francisco García Bazán
ed. Trotta (2007)



martes, 29 de septiembre de 2015

sendero










entona el viento entre frondas rumorosas


el farol bamboleante salpicando luz lavanda


en silencio detenidos en medio del sendero




















Ricardo Messina
de "Pliego" (2003)







lunes, 28 de septiembre de 2015

tortuga







   Hubo en la prefectura de Jiangxia una familia, los Huang, cuya madre fue a bañarse un día al río Pan. Estuvo en el agua mucho tiempo y se metamorfoseó en una gran tortuga de agua dulce. Llenas de estupor, sus damas de compañía salieron corriendo a avisar a los demás, pero llegaron tarde: cuando regresaban, la tortuga estaba ya por donde el agua era más honda. A partir de aquél día la gran tortuga se dejaba ver bastante por allí, con una horquilla de oro siempre en la cabeza, la misma que llevara el día en que le había sobrevenido la metamorfosis.
   Y los Huang dejaron de comer tortuga unas cuantas generaciones.





















Gan Bao (¿?-336)
'De lo que le ocurrió a la familia Huang en tiempos de la dinastía Han, siendo Ling emperador'
en "Cuentos extraordinarios de la China Medieval - Antología del Soushenji"
trad. Yao Ning y Gabriel García-Noblejas
ed. Océano (2000)


domingo, 27 de septiembre de 2015

el alma de un hombre







Voy a hacer una pregunta
Por favor respondan si pueden
Puede cualquier niño decirme
Qué es el alma de un hombre?

No hay quién me lo diga?
Por favor respondan si pueden
No hay quién me lo diga?
No me dirán qué es el alma de un hombre?

Viajé por diferentes países
Viajé a las tierras más lejanas
No encontré a nadie que me dijese
Qué es el alma de un hombre.

No hay quién me lo diga?
Por favor respondan si pueden
No hay quién me lo diga?
No me dirán qué es el alma de un hombre?

Vi una multitud hablando de pie
Justo a tiempo llegué
Estaban enseñando los abogados y doctores
Que un hombre no es más que su mente.

No hay quién me lo diga?
Por favor respondan si pueden
No hay quién me lo diga?
No me dirán qué es el alma de un hombre?

Leo la Biblia seguido
Trato de entenderla bien
Por lo que puedo entender
No es sino una luz ardiendo.

No hay quién me lo diga?
Por favor respondan si pueden
No hay quién me lo diga?
No me dirán qué es el alma de un hombre?

Cuando Cristo enseñó en el templo
Toda la gente estaba asombrada
Enseñaba a los abogados y doctores
Cómo levantar a un hombre de su tumba.

No hay quién me lo diga?
Por favor respondan si pueden
No hay quién me lo diga?
No me dirán qué es el alma de un hombre?











Blind Willie Johnson (1897-1945)
 "The soul of a man" [blues] (1930)
versión: Ricardo Messina





sábado, 26 de septiembre de 2015

aire






«El aire que rodea a la tierra es inmóvil y malsano y todo lo que está en él es mortal; pero el aire de la región más alta es siempre móvil, puro y saludable y todo lo que hay en él es inmortal y por esto divino. El sol, la luna y los demás astros son dioses, porque en ellos predomina el calor (to thermón), que es la causa de la vida. La luna es iluminada por el sol. Existe también un parentesco (syngéneia) entre los hombres y los dioses en la medida en que el hombre participa del calor, por esto también la divinidad provee de nosotros. El destino es la causa del orden de todas las cosas y de cada parte. Un rayo a partir del sol atraviesa el éter, tanto el frío como el denso (llaman al aire éter frío y al mar y la humedad éter denso). Este rayo desciende hasta las profundidades y por esto da vida a todas las cosas. Cuanto participa del calor también vive, por esto también las plantas son vivientes; sin embargo, no todas las cosas tienen alma. El alma es un fragmento de éter (apóspama aitheros), tanto del cálido como del frío, al participar del éter frío. El alma difiere de la vida. Es, además, inmortal, porque también aquello de lo que se separa es inmortal.»



















"Memorias Pitagóricas"
 en 'Vitae Philos' de Diógenes Laercio 
citado en "El cuerpo astral"
de Francisco García Bazán
ed. Obelisco (1993)


viernes, 25 de septiembre de 2015

túmulos









   Cuando los viajeros de los siglos XVII y XVIII atravesaban en primavera la inmensa estepa que desde Ucrania lleva hasta Siberia, descubrían junto al camino unos túmulos; unas veces aislados, otras agrupados, unas veces pequeños, otras de más de veinte metros de altura. Hacían entonces un alto de unos minutos o de unas horas. Alrededor se extendía una alfombra de flores: tulipanes silvestres, lirios amarillos y violetas, amapolas, ranúnculos, jacintos púrpura, sumergidos en una hierba blanca como de plumón, un mar de plata; al fondo, en el aire transparente y azul, pasaban, veloces, recortados contra el cielo, los ciervos, los lobos grises y azules, las águilas y las avutardas. Los viajeros no sabían que en aquellos túmulos yacían los cuerpos de los príncipes escitas, cuyas costumbres y empresas habían leído apasionadamente en Herodoto. 















Pietro Citati
frag. de 'Los escitas'
en "La luz de la noche"
trad. Juan Díaz de Atauri
ed. Acantilado (2011)



jueves, 24 de septiembre de 2015

flor









¡ Una flor caída
Regresa a su rama !
Pero no, era una mariposa.

















Moritake
en "Haiku de las estaciones"
trad. Alberto Manzano y Tsutomu Takagi
ed. Visión/Teorema (1985)

miércoles, 23 de septiembre de 2015

mitología






   El inconsciente presenta la estructura de una mitología privada. Se puede ir aún más lejos y afirmar no sólo que el inconsciente es "mitológico", sino también que algunos de sus contenidos están cargados de valores cósmicos; dicho de otro modo: que reflejan las modalidades, los procesos y los destinos de la vida y de la materia viva. Se puede decir incluso que el único contacto real del hombre moderno con la sacralidad cósmica se efectúa por el inconsciente, ya se trate de sus sueños y de su vida imaginativa, ya de las creaciones que surgen del inconsciente (poesía, juegos, espectáculos, etc.).
















Mircea Elíade (1907-1986)
en "Aspectos del Mito"
trad. Luis Gil Fernández
ed. Paidós (2000)

martes, 22 de septiembre de 2015

banquetes






   Yo te daré la medida justa en la que debes beber: que tu mente y tus pies puedan cumplir su cometido. Ten cuidado con las disputas a las que el vino predispone especialmente, y con las manos demasiado proclives a peleas feroces. Euritión murió neciamente mientras bebía el vino que le habían ofrecido: la mesa y el alcohol se prestan más a bromas divertidas. Si tienes buena voz, canta; si brazos ágiles, baila; y agrada con cualquier habilidad con la que puedas agradar. Así como la embriaguez verdadera resulta perjudicial, así también la fingida te será provechosa: haz que tu lengua engañosa balbucee con sonidos entrecortados para que cualquier cosa que hagas o digas con más licencia que la debida, la atribuyan al alcohol que bebiste de más. Desea buena suerte a tu amada y buena suerte al que duerma con ella, pero en silencio implora desgracias para su acompañante. Y cuando, después de retirar las mesa, se marchen los invitados, el tropel mismo te dará lugar y ocasión de acercarte. Mézclate con el tropel y arrimándote dulcemente a ella cuando salga, pellízcala con los dedos en el costado y rózale el pie con tu pie.














Ovidio (43 a.C.-17 d.C.)
frag. de 'Comportamiento en los banquetes'
en "Amores - Arte de amar"
trad. Vicente Cristóbal
ed. Gredos/RBA (2008)

lunes, 21 de septiembre de 2015

fragmentos





*


...porque, en efecto, he sido hombre, mujer, planta, pájaro y mudo pez que salta fuera del mar.

*

Lloraba y gritaba viendo lugares a los que no estaba acostumbrado.

*

De que honores, de qué cumbres de felicidad he caído...

*

Hemos llegado a esta caverna cubierta...


*





















Empédocles ( h.495/490 - h.435/ 430 a. C)
frags. 117, 118, 119, 120.
en "Sobre la naturaleza de los seres"
trad. Jose Barrio Gutierrez
ed. Aguilar (1981)

domingo, 20 de septiembre de 2015

forja





«...A una señal de mi padre, los dos aprendices accionaron sendos fuelles de piel de cordero situados en el suelo a cada lado de la forja y unidos a ella por tubos de arcilla. En las forjas se levantó la llama, que se convirtió en una cosa viva, en un genio animado e implacable.
   Mi padre tomó entonces el crisol con sus largas tenazas y lo puso sobre la llama.
   De pronto cesaron en la fundición todos los demás trabajos; porque mientras se funde y enfría el oro no se pueden trabajar cerca de él ni el cobre ni el aluminio, para que no caigan en el recipiente partículas de estos metales ordinarios. Sólo puede seguir trabajándose el acero. Sin embargo, incluso los hombres que manipulaban el acero acababan su tarea rápidamente o la interrumpían para unirse al corro de aprendices congregados en torno de la forja...
   A veces, mi padre no tenía espacio suficiente para moverse con libertad, y entonces hacía retroceder a los aprendices con un simple gesto de la mano: nunca pronunciaba ni una sola palabra en tales momentos, y tampoco los demás hablaban; nadie podía hablar, y hasta el bardo callaba; sólo rompían el silencio el resoplido del fuelle y el leve burbujear del oro. Pero aunque mi padre no articulaba ni una palabra, yo sé que interiormente estaba hablando; podía verle mover los labios mientras removía el oro o el carbón con un palo, palo que había de cambiar con frecuencia porque ardía fácilmente.
   ¿Qué decía? No lo sé; con exactitud no lo sé, pues nunca me comunicó ni una sola palabra. Pero ¿qué podía decir sino conjuros? ¿No conjuraba a los genios del fuego y del oro, del fuego y del viento, el viento que salía por las bocas del fuelle, el fuego que había nacido del viento y el oro que se había desposado con el fuego? Sin duda los instaba a que le prestaran su ayuda y amistad y a que se unieran con armonía; sí, llamaba a aquellos genios, pues son de los más importantes, y su presencia era necesaria para la fusión.
   La operación que se desarrollaba ante mis ojos era sólo, en apariencia, una simple fundición de oro; pero era esto y algo más: era un acto de magia que los genios podían autorizar o impedir. Por esto reinaba aquél silencio en torno a mi padre...»










frag. de 'L'enfant noir'
de Camara Laye (Guinea)
cit. en "Alquimia"
Titus Burckhardt
trad. Ana Ma. de la Fuente
ed. Paidós (1994)


sábado, 19 de septiembre de 2015

oráculo












cuatro trozos de madera de tamaño desigual patinados de intemperie




un oráculo olvidado entre flores de la última tormenta




















Ricardo Messina
de la 'Suite Serrana'
(inédito)








viernes, 18 de septiembre de 2015

tarén





1.   Este es un tarén para reponerse rápidamente. No es cosa de estar mañana y mañana y mañana hasta completar un mes diciéndolo. Este tarén es para que rápidamente hagas regresar el alma al niño.

2.   De esta manera se hace la invocación. Espera un momento. ¿Quién es el que canta por ahí enterneciéndose? –Vosotros no lo vayáis a descubrir; lo estáis oyendo, pero no le ponéis atención. El canta enterneciéndose. Yo pienso en estas cosas más que vosotros. Y después que lo encontré, pensando, pregunté a otros: ¿Quién es el que canta por ahí, enterneciéndose para que los niños se restablezcan rápidamente?

3.   Uno hubo que me contestó: El que canta, lleno de ternura y de pena, es un pájaro de nombre "paipaichó". Ahora, un momento de reflexión: allí está, todo está en silencio; él se entristece porque todo está en profundo silencio; ni un solo pájaro canta. Pero, en cuanto algo suena, si por casualidad golpean un árbol, inmediatamente el "paipaichó" despierta a sus crías; él dice: Pai-pai-chó.

4.   Pues ese es el que se invoca como tarén; es de esta manera: Ea, ea; yo, yo estoy aquí; he aquí que mi niño se entristece, mi pobre niño está llorando, pero yo le hago regresar su alma por mi mismísimo yo, por mi gran casa, por mi gran hacha; hacia su bello chinchorro, hacia sus bellas orejas yo le traigo su alma; yo le pongo bella su cara. Yo, ciertamente yo, el Ti-pai-chó antiguo, el antiguo Koi-koi-chó. Sólo estos dos nombres. 














Indios de Kuyuni
Tarén para conseguir que los muchachos mejoren rápidamente.
(El tarén es, a falta de términos más fieles,  un ensalmo, una invocación)
en "Literaturas indígenas venezolanas"
comp. Fray Cesáreo de Armellada - Carmela Bentivenga de Napolitano
ed. Monte Avila (1991)





jueves, 17 de septiembre de 2015

nombre






   Un ermitaño egipcio, Dhoul-Noun, tenía un prestigio tan grande que se le suponía conocedor de todos los secretos de los mundos, e incluso del nombre más importante de Dios.
   Un hombre, que deseaba conocer a aquel nombre al que van asociados incomparables poderes, se puso al servicio del ermitaño durante más de un año, sin retribución, en silencio, en la más perfecta humildad.
   Cuando hubo pasado un año, el ermitaño Dhoul-Noun le preguntó qué quería como recompensa.
   –Enséñame el nombre más importante de Dios –dijo el hombre.
   –Sí, te lo enseñaré. Pero antes tengo que pedirte un último servicio. Vuelve cuando el sol se ponga.
   El hombre volvió a la hora indicada. El ermitaño le entregó una simple bandeja de madera sobre la cual había una tapa envuelta en un pañuelo, y le preguntó:
   –¿Conoces a Yusuf?
   –Sí, lo conozco.
   –Llévale esto de mi parte. Es un regalo sin igual.
   El hombre tomó la bandeja sobre la que estaba la tapa y se fue a través del desierto hacia el hogar del tal Yusuf. En el camino, pensó en aquel regalo sin igual. Las ganas de conocer la naturaleza de aquel regalo le atormentaban más que nada en el mundo.
   No pudo resistirse a aquel deseo. Dejó la bandeja en el suelo, deshizo el pañuelo y levantó la tapa. Entonces una ratita gris se escapó. El hombre intentó atraparla en vano. La ratita desapareció dando saltitos entre las rocas. 
   El hombre se sintió presa de la cólera. Maldijo a Dhoul-Noun, que se había burlado de él después de todo un año de fiel servicio y que le había hecho transportar una simple rata por el desierto.
   Regresó junto al ermitaño e hizo evidente su irritación, que su rostro enrojecido y sus manos temblorosas ya manifestaban.
   –¡Te pedí el nombre más importante de Dios! –gritó–. ¡Y tú te has burlado de mí!
   Entonces Dhoul-Noun lo miró tranquilamente y le dijo:
   –¿Cómo confiarle el nombre más importante de Dios a alguien a quien no se le puede confiar ni una rata?

















'El nombre más grande'
de "El círculo de los mentirosos"
comp. Jean-Claude Carrière
trad. Néstor Busquets
ed. Lumen (2001)


miércoles, 16 de septiembre de 2015

oneiros XII








De toda la memoria sólo vale
el don preclaro de evocar los sueños.






















Antonio Machado (1875-1939)
'El don preclaro'
en "Libro de Sueños"
comp. J. L. Borges
ed. Torres Agüero (1976)





martes, 15 de septiembre de 2015

secretos









   A cierta muchacha la prometieron sus padres en matrimonio a un joven. A ella no le gustaba el joven, así que se negó a casarse con él y dijo que ya elegiría ella marido.
   Poco después llegó al pueblo un joven de muy gran vigor y belleza. La chica se enamoró de él nada más verle y dijo a sus padres que había encontrado al hombre con quien quería casarse, y como él no se opuso, pronto se celebró la boda.
   Pero resulta que aquél joven no era un hombre, sino una hiena, pues aunque lo normal es que las mujeres se conviertan en hienas y los hombres en halcones, la hiena puede convertirse en hombre o en mujer, según le plazca.
   Durante la primera noche que los recién casados dormían juntos, el marido dijo:
   –Supongamos que al ir a mi pueblo reñimos en el camino, ¿qué harías?
   La mujer contestó que se convertiría en árbol, a lo que el hombre repuso que aún así podría atraparla.
   Ella dijo que, en tal caso, se convertiría en alberca.
   –¡Oh!, eso no me preocuparía –dijo el hombre-hiena–. Te atraparía igualmente.
   –Bueno, pues entonces me convertiría en piedra –contestó su esposa.
   –Aún así te atraparía –comentó el marido.
   Y en aquel preciso instante, la madre de la chica, que les estaba oyendo, gritó desde su habitación:
   –¡Cállate, hija mía! ¿Es así como descubre una mujer todos sus secretos a un hombre?
   Así que la chica no dijo nada más.
   A la mañana siguiente, al rayar el día, el marido dijo a su esposa que se levantara porque tenía que regresar a su casa. Le pidió que le acompañara un trecho del camino para despedirle. Ella hizo lo que le pedía y en cuanto se alejaron un poco del pueblo, el marido se convirtió en hiena e intentó atrapar a la chica, que se convirtió en árbol, luego en alberca, y después en piedra, pero la hiena casi derriba el árbol, casi se bebe toda el agua y por poco se traga la piedra.
   Entonces la chica se convirtió en lo que le había impedido revelar su madre la noche antes. La hiena miró y buscó por todas partes y al fin, temiendo que aparecieran los aldeanos y le mataran, se largó.
   La chica recuperó entonces su forma natural y volvió corriendo al pueblo.












'Guarda tus secretos'
cuento del África occidental
en "Caperucitas, Cenicientas y Marisabidillas"
comp. Angela Carter
trad. Ángela Pérez
ed. Edhasa (1992)


lunes, 14 de septiembre de 2015

prenda







   Un día Nasrudín entró en la tienda de un vendedor para comprar un pantalón. Se probó el pantalón y entonces, tras haber reflexionado, se probó otra prenda, y decidió quedársela.
   Estaba a punto de salir de la tienda cuando el vendedor le llamó y le dijo que no había pagado la prenda.
   –Es normal –contestó Nasrudí–, porque la he cambiado por el pantalón.
   –Pero el pantalón –dijo el vendedor–, tampoco lo has pagado.
   –Es normal –dijo Nasrudín saliendo–, porque no  me lo he quedado.


















cuento perteneciente al ciclo de Nasrudín,
hallado entre los apuntes manuscritos para 
el taller de "Tontería y Sabiduría" (2010)


domingo, 13 de septiembre de 2015

espíritu







   El hombre concibe un pensamiento en su espíritu; éste pasa de allí a su aliento, el aliento lo pasa al viento, y el viento comunica a los dioses lo que es el espíritu del hombre.






















en "Antología Sánscrita"
trad. Eugenio Lynch
ed. Centro Editor de América Latina (1970)







sábado, 12 de septiembre de 2015

objetos








"Los objetos que tan indispensablemente necesitamos nunca son tan solo por sí mismos, ellos combinan el misterio de su realidad y nuestra fantasía."


“The objects we so indispensably need are never themselves alone, they combine the mystery of their reality and our fantasy.”


















Robert Coles
de "The Spiritual Life of Children"
citado en Amateur Enterprises

trad. Ricardo Messina

viernes, 11 de septiembre de 2015

parentesco







   «Oh Abuelo Wakan-Tanka, ésta es tu hierba misteriosa, que pongo en el fuego; su humo se extenderá por todo el mundo y llegará incluso hasta el cielo; los pueblos cuadrúpedos y los alados y todas las cosas sabrán qué es este humo y se alegrarán. ¡Que esta ofrenda ayude a establecer un parentesco entre todas las cosas, todos los seres y nosotros! Que todos ellos nos den sus poderes para que podamos soportar los sufrimientos que nos esperan. Mira, oh Wakan-Tanka, pongo esta hierba aromática en el fuego y el humo se elevará hacia Ti.»





















Alce Negro/J.E. Brown
en "La pipa sagrada - Ritos Sioux"
trad. Esteve Serra
ed. Taurus (1980)



jueves, 10 de septiembre de 2015

hora








"Gracias, pase lo que pase", y se volvió,
Y como el rayo de sol sobre ondulantes flores
Cuando el viento las mueve, palidece,
Se alejó de mí. Pase lo que pase.
Una hora soleada fue, y los más altos dioses
No podrán de nada mejor vanagloriarse
Que haber visto esa hora transcurrir.




















Ezra Pound (1885-1972)
Erat hora
en "Antología poética"
trad. Carlos Viola Soto
ed. Fabril (1963)


miércoles, 9 de septiembre de 2015

la creación de la noche






   Jama había muerto. Los dioses intentaron que Jami se olvidara de Jama: pero cada vez que le preguntaban, ella respondía: «Se ha muerto hoy». Entonces ellos dijeron: «Puesto que no le olvida, ¡crearemos la noche!». Porque entonces no existía la noche, sólo el día. Entonces crearon los dioses la noche. Tras ella llegó la mañana y ella se olvidó de él. Por eso se dice: «El paso de días y noches hace olvidar la pena».



















'La creación de la noche'
en "Cuentos Hindúes"
comp. Johannes Hertel
trad. Paz Ortega Montes
ed. Paidós (1997)



martes, 8 de septiembre de 2015

tabaco






   Se cuenta de un viejo en Argel, quien, antes de acostarse, dejaba, cada noche, dos cajas de tabaco junto a su cama: una llena y una vacía.
   Un día alguien le preguntó:
   –¿Por qué dejas siempre estas dos cajas junto a tu cama?
   –Ésta –respondió el viejo mostrando la caja llena– es por si me despierto y tengo ganas de fumar.
   –¿Y la caja vacía?
   –Es por si me despierto y no tengo ganas. 
















'Las cajas de tabaco'
cuento de tradición popular
en "El círculo de los mentirosos"
comp. Jean-Claude Carrière
trad. Néstor Busquets
ed. Lumen (2001)

versión: Ricardo Messina


lunes, 7 de septiembre de 2015

jauría








   Tocó el cuerno, empezó la caza con gran tumulto, se lanzó tras los perros y muy pronto perdió a sus compañeros. Prestando oídos a los ladridos de sus perros, oyó los de otra jauría: pero sus ladridos no eran los mismos y aquella jauría avanzaba al encuentro de la suya. Y pudo ver un claro en el bosque, y cuando su jauría apareció por el lindero del claro, vio un ciervo que huía perseguido por la otra jauría. Llegó al centro del claro cuando la jauría que lo perseguía lo alcanzó y derribó. Pwyll contemplaba el color de aquellos perros sin acordarse más del ciervo, y de todos los perros que había visto en el mundo, jamás había visto perros de aquél color. Eran de color blanco reluciente y lustroso, y sus orejas eran rojas; y como resplandecía la extraordinaria blancura de los perros, así también resplandecía el extraordinario rojo de sus orejas. Pwyll avanzó hacia los perros, ahuyentó a la jauría que había matado al ciervo y azuzó a sus perros a la encarna. En aquel momento vio venir detrás de la jauría a un caballero montado en un gran caballo gris acero que llevaba una vestimenta de caza de lana gris y un cuerno de caza en torno al cuello.

















fragmento de 'Pwyll, príncipe de Dyvet'
en "Mabinogion - Relatos Galeses"
trad. Maria Victoria Cirlot
ed. Editora Nacional (1982)


domingo, 6 de septiembre de 2015

tumbas







   A campo abierto en algún lugar detrás del Pincio, o ya en Villa Borghese, hay dos tumbas entre los arbustos. No tienen nada de particular, no entrañan ningún hallazgo, simplemente están allí, y sobre ellas está recostada la pareja que alguna vez había hecho grabar sus propios nombres en piedra como recuerdo.
   Se ven muchas tumbas en Roma, pero en ningún museo ni iglesia causan tanta impresión como aquí bajo los árboles, donde, como si fuera un picnic, las figuras recostadas parecieran recién haberse despertado de un sueño que duró dos mil años.
   Se apoyan en los codos y se miran. Todo lo que falta entre ellos es una canasta con queso, fruta y vino.
   La mujer tiene el cabello enrulado; en cualquier momento lo peinará como estaba de moda en el momento en que se quedó dormida. Y se sonríen: una sonrisa larga, muy larga. Te das vuelta y ellos se siguen sonriendo.


   No te sorprendas si aun frente a ti esta mirada se sostiene, que no miren para otro lado o la bajen: eso no los hace seres de piedra, sino todavía más humanos.

















Robert Musil (1880-1942)
fragmento de 'Tumbas'
en "Atrapamoscas"
trad. Micaela Ortelli
ed. Godot (2015)


sábado, 5 de septiembre de 2015

superficie






   La barca es pequeña, en realidad es una especie de cuba. Dos criaturas tenuemente dibujadas vuelan por el aire sobre las olas azules en movimiento. En la barca hay tres hombres. El de atrás rema con un solo remo. Un cuarto hombre está en el agua. No parece que nade, solo mueve las piernas para mantenerse a flote, pues mantiene ambas manos tendidas hacia el quinto hombre que está de pie en el agua sin hundirse. Los primeros cuatro hombres miran como uno miraría a una persona que camina sobre el agua. Pupilas negras mirando de soslayo en unos ojos llenos de asombro y respeto. Junto al hombre que está en el agua figura su nombre: Pedro. Al quinto hombre lo envuelve una aureola dorada sobre la cual parecen sus iniciales en griego. De todo cuanto Poseidón ha visto desde el fondo del mar, lo más raro habrá sido las dos plantas de pie del hijo del otro dios en el lado equivocado de la superficie del agua. Los cinco hombres mantienen la boca cerrada, como si no hubiera nada que decir. El único sonido, si lo hubo, debió de ser el de las olas y el de esos pasos sobre el agua resplandeciente.














Cees Nooteboom
'La superficie del agua'
en "Cartas a Poseidón"
trad. Isabel-Clara Lorda Vidal
ed. Siruela/Grupal (2013)