Las Grandes Lenguas abrieron sus bocas y sacaron sus lenguas, y de sus lenguas se colgaron guirnaldas de palabras. Hablaban el idioma de los bejucos, bajo los bejucos, entre los bejucos, sobre los bejucos.
–¡Xiu, Blanca Víbora de cal viva –decían–, es dueña del envoltorio de las tres vueltas de los Giradores, el envoltorio de los envolvedores de colmenas y entrelazamientos, y lo colocará sobre su vientre, entre sus piernas-montañas!
Y, dicho y hecho, del vientre infecundo de Xiu nació un varón que, expuesto al sol, se vio que venía acompañado de un hermano mellizo, la sombra de su cuerpo.
En todas las mesas, ese día, se sirvieron palomos azules a tueste de manteca dorada y condimentos picantes, hormigas de lluvia en salsa verde, gusanos de aguas y pescados en redecillas de lianas comestibles, así como zapotes rojos y trozos de panal de miel.
El varón, nacido de Xiu, y su hermano mellizo, la sombra de su cuerpo, oyeron relatar su origen. Eran la piel de su padre, el famoso Juan Girador, también conocido como Hun Batz, ahora prisionero de las estrellas blancas de su esqueleto.
El esqueleto de la luz, no. El esqueleto de la sal, no. El esqueleto de Hun Batz.
El varón de carne y el varón de sombra jugaron a cambiarse sus mentes.
de 'Juan Girador' (fragmento)
en "Cuentos y Leyendas"
Edición del Centenario
Miguel Ángel Asturias
Ed. Sudamericana (2000)
Col. Archivos