Se dice que en los tiempos del emperador Yao, aparecieron en el cielo simultáneamente diez soles que provocaron graves sequías en la tierra.
Esto sucedió de la siguiente manera: La madre del sol había dado a luz diez hijos, quienes vivían en Tanggu, un gran estanque que quedaba al Oriente, allende el mar. Allí, los hermanos sol se bañaban y retozaban todos los días y, por lo tanto, las aguas se mantenían calientes durante todo el año. En el centro de aquél crecía un árbol llamado "Fu Sang" que tenía una altura de varios miles de metros, cuyo tronco sólo podía ser abarcado con los brazos unidos de mil personas. El árbol tenía extendidas diez ramas gruesas que eran los lugares de reposo de los hermanos sol.
De acuerdo con las disposiciones del Soberano del Cielo, cada día uno de los diez hermanos sol debía ir a trabajar al mundo de los seres humanos. En general, el sol que estaba de servicio, se levantaba por el Este, por la mañana, ofreciéndole a la gente luz y calor, y, tras pasear por el cielo infinito, descendía por el Oeste cuando empezaba a anochecer. Por eso los hermanos sol se alternaban cada diez días.
El mundo era hermoso: había montañas enormes, ríos turbulentos, bosques frondosos y flores lozanas, así como tierras cultivadas por los hombres laboriosos... en una palabra, el mundo era más divertido que el estanque Tanggu.
Pero los hermanos sol eran muy traviesos. Cierto día, se enfrascaron en una discusión
–Tanggu es un lugar sin interés. Simplemente, ya no aguanto más esta situación de tenernos que poner en cuclillas nueve de cada diez días –dijo uno, quejándose.
–Tienes razón. El Soberano del Cielo nos ha restringido tanto, que no nos permite ir a los lugares más divertidos. ¡No me dejaré convencer jamás! –intervino otro.
–¡Quizás sean razonables las disposiciones del Soberano del Cielo! –dijo un tercero –, si saliéramos juntos al cielo, seguramente la gente no podría vivir más.
Al oír estas palabras, el primero que se había quejado se enfadó, y exclamó:
–¡Razones, razones...! ¡Divertirnos plenamente es nuestra razón! ¡Nadie puede resistir encerrado en casa todos los días! A mi parecer, deberíamos salir mañana juntos para divertirnos lo más que podamos.
Los demás estuvieron de acuerdo.
fragmento de 'Hou Yi derribó los soles'
en "Relatos mitológicos de la Antigua China"
recopilado por Chu Binjie
ed. Miraguano (1992)