Horizontalmente desvelado en medio de amplitudes universales, practicante en risa y regocijo, sátira, el fin de todo, de Roma y claro, de Babilonia, los dientes apretados, memorias, tanto calor volcánico, las calles de París, las llanuras de Jericó, tanto deslizarse como de reptil en abstracción, una galería de acuarelas, el mar y el pez con ojos, sinfonía, una mesa en una esquina de la Torre Eiffel, jazz en la ópera, reloj despertador y el zapateo de la muerte, conversación con un árbol, el río Nilo, el rugido de Dostoyevsky, y el sol oscuro.
Esta tierra, el rostro de uno que ha vivido, la forma sin el peso, llorando sobre la nieve, música blanca, la flor magnificada dos veces el tamaño del universo, nubes negras, la pantera enjaulada observando, espacio inmortal, el señor Eliot arremangado horneando pan, Flaubert y Guy de Maupassant, una rima sin palabras de significado primordial, Finlandia, muy pulidas matemáticas resbaladizas como cebollas de verdeo en los dientes, Jerusalén, la senda a la paradoja.
La profunda canción del hombre, el susurro furtivo de alguien no visto pero vagamente reconocido, huracán en el maizal, un juego de ajedrez, silencio la reina, el rey, Karl Franz, negro Titanic, el señor Chaplin llorando, Stalin, Hitler, una multitud de judíos, mañana es lunes, no hay baile en las calles.
Oh fugaz momento de vida : ha terminado, nuevamente la tierra es ahora.
William Saroyan (1908-1981)
de "The daring young man on the flying trapeze"
trad. Ricardo Messina