Me da sueño durante el viaje en coche y me detengo bajo los árboles, junto al camino. Me acurruco en el asiento trasero y duermo. ¿Cuánto tiempo? Horas. La oscuridad alcanza a caer.
De pronto estoy despierto y no me reconozco. Bien despierto, pero esto no me ayuda. ¿Dónde estoy? ¿QUIÉN soy yo? Soy algo que se despierta en el asiento trasero, algo que se revuelve, con pánico, como un gato en una bolsa. ¿Quién?
Por fin viene mi vida de regreso. Mi nombre llega como un ángel. Fuera de los muros suena un toque de trompeta (como la obertura de «Leonora») y los pasos salvadores llegan rápida, rápidamente descendiendo la demasiado larga escalera. ¡Soy yo! ¡Soy yo!
Pero, imposible olvidar la lucha de los quince segundos en el infierno del olvido, a pocos metros de la carretera por la que fluye el tráfico con las luces encendidas.
Tomas Tranströmer (1931-2015)
'Grados bajo cero'
en "Para vivos y muertos"
trad. Roberto Mascaró
ed. Hiperión (1992)