Cuando hubieron pasado los doce años, Sadko tenía deseos de volver a contemplar la gran ciudad de Novgorod. Echó al agua pan y sal y exclamó: "Te echo este tributo, madre Volga, cuyo curso han surcado mis bajeles durante doce largos años, favorecidos por vientos y mareas. He prosperado y florecido y ninguna mala fortuna ha turbado mi paz. Ahora quisiera volver a Novgorod, donde estuve en mi juventud." El río contestó: "Ve, digno mercader, y cuando llegues a la torre que está en las puertas de la ciudad, saluda a mi hermano Ilme en mi nombre." Sadko viajó hasta Novgorod, y cuando llegó a las puertas de la ciudad, donde está la torre, hizo un saludo al lago Ilme, diciéndole: "Eres poderoso, Ilme, te saludo en nombre de tu hermana Volga y te saludo también en nombre de Sadko, mercader de Novgorod."
Un joven saltó entonces sobre la orilla, y exclamó: "Te agradezco tus saludos, amigo, mas quisiera saber cómo has ganado el favor de Volga." Sadko contestó: "Durante doce largos años la he seguido sin protesta. Navegué desde donde nace hasta que desemboca en Astrakán. Ella me ha favorecido con viento y marea y le he pagado tributo." El muchacho replicó: "Vete a Novgorod y vuelve esta noche, trayendo contigo tres pescadores y tres redes. Haz que echen sus redes en mis aguas, y yo te recompensaré por el amor que has profesado a mi hermana."
Sadko volvió por la noche con tres pescadores y tres redes. Echaron los aparejos, y, al recogerlos, en el primero había peces blancos como la nieve, en el segundo, peces de color rojo vivo, y en el tercero, otros de colores variados, que brillaban a la luz de la luna.
fragmento de "Sadko el mercader"
en "Cuentos y leyendas de la vieja Rusia"
ed. Espasa-Calpe (1943)