sábado, 19 de diciembre de 2020

mirando hacia el Este (bestiario XV)

 



   Los ríos Yang y Hei manan de la esquina noroccidental, corren haciendo meandros hacia el este, luego no, luego sí otra vez, luego hacia el noreste, luego hacia el sur hasta que desembocan a un gran lago, y prosiguen su curso sin variación de dirección hasta que llega al sur del «los hombres con plumas». Finalmente, los ríos Ruo y Quing nacen en la esquina suroeste del monte, zigzaguean hacia el este, luego hacia el norte, luego regresan hacia el suroeste y pasan al este de donde están los pájaros «bifang». Al sur del monte tenemos una laguna cuya profundidad es de trescientos ren. La bestia Kaiming vive en este monte; su cuerpo es como el de un tigre gigante; tiene nueve cabezas, todas con cara de persona, y siempre está en el monte Kunlun mirando hacia el Este. 









del 'Libro de las zonas interiores: Parte Occidental' (fragmento)

en "Libro de los montes y los mares - Shanhai Jing"

trad. Yao Ning y G. García-Noblejas

ed. Miraguano (2000)


viernes, 18 de diciembre de 2020

Ges Clitron (bestiario XIV)

 




Y a continuación de aquellos que están situados al norte, no lejos del sitio mismo donde se levanta el aquilón, y de la cueva que toma nombre de éste, en el lugar que llaman Ges Clitron, se cuenta que están los arimaspos, de los que ya he hablado, caracterizados por tener un solo ojo en medio de la frente, y que están continuamente en guerra por las minas con los grifos, una especie de fieras con alas, según la tradición general, que extrae oro de galerías subterráneas, siendo admirable la avidez que ponen las fieras en custodiarlo y los arimaspos en arrebatárselo. 








en Libro VII, (2) 'aspectos sorprendentes de algunos pueblos' (fragmento)

de "Historia Natural II"

Plinio el Viejo

trad. Encarnación Del Barrio Sanz y Maria Luisa Arribas Hernáez

ed. Gredos/RBA (2007)

 


jueves, 17 de diciembre de 2020

sentido de la anticipación

 



   La adaptación y la conservación necesitan un soporte psicológico tanto como una base ética. El cambio abierto a varias posibilidades seguirá asustando hasta que consigamos que nos parezca natural y confortable. La aspiración a algo nuevo y la sensación de continuidad son necesarias. Si bien es cierto que no debemos buscar esas esperanzas y esas conexiones en un pasado remoto y muerto, también lo es que no hemos de buscarlas en un futuro lejano, en algún objetivo eterno hacia el cual vamos, pero que nunca podremos alcanzar. Es posible encontrar la continuidad y la esperanza en el presente, en un presente que se transforma y que lo hace en la dirección en que avanza; una corriente orientada y perpetuamente renovada. «El camino forma parte del destino», dice un proverbio de los nómadas Lowara. La muerte, los desechos y la decadencia son parte integrante de ese devenir. Por tanto, no hay porqué envolver al moribundo ni convertir los viejos trastos en llagas ocultas. Necesitamos nuevos ritos de la muerte o la eliminación de desechos que complementen el don generoso y las brillantes envolturas que se asocian a las cosas nuevas. Lo nuevo y lo viejo son episodios del fluir de la corriente. Moviéndonos con esa corriente, seremos capaces de mirar hacia adelante con alegría y sentido de la anticipación. 








de 'Adaptabilidad' (fragmento) en el cap.4 "El futuro preservado"

en "¿De qué tiempo es este lugar?"

Kevin Lynch

trad. Justo G. Beramendi

ed. Gustavo Gili (1975)

miércoles, 16 de diciembre de 2020

en el blando prado

 




   Fue entonces, en cuanto llegó a Delos Ilitía, provocadora de las angustias del parto, cuando a Leto le sobrevino el parto y sintió el deseo de dar a luz. En torno a la palmera echó ambos brazos y apoyó las rodillas en el blando prado. Sonreía la tierra bajo ella. 







de 'A Apolo' (fragmento)

en "Himnos Homéricos"

trad. Alberto Bernabé Pajares

ed. Gredos (1988)


martes, 15 de diciembre de 2020

nada que tenga principio

 



(...)

   –Por Dios –le preguntan los dos hermanos–, Merlín, dinos si moriremos en la batalla. 

   –No hay nada que tenga principio que no se acabe, no hay ningún hombre que deba preocuparse por la muerte si la recibe como debe y no hay nadie vivo que no deba saber que morirá, y vosotros moriréis, pues ninguna riqueza podrá impedirlo. 








del 'Capítulo II' (fragmento)

en "Historia de Merlín"

trad. Carlos Alvar 

ed. Siruela (2000)


lunes, 14 de diciembre de 2020

dos vasos y un caldero



 


–"¿De dónde viene el arte llamado Poesía?"

   La causa es que los dioses tuvieron una guerra con el pueblo llamado Vanes. Pero reunieron un concilio de paz e hicieron tregua de la manera siguiente: acudieron unos y otros a un mismo vaso y allí escupieron su saliva. Cuando se separaron, los dioses lo tomaron y no quisieron dejar que se perdiese aquel signo de paz: con ello hicieron un hombre llamado Kvasir. Es tan sabio que no hay en el mundo pregunta a la que no tenga respuesta. Partió por el ancho mundo a enseñar a los hombres la sabiduría. Pero un día fue con los enanos Fjalarr y Galarr que lo habían invitado. Lo llevaron aparte y lo mataron. Vertieron su sangre en dos vasos y un caldero; el caldero se llama Óđrœrir y los dos vasos Són y Bođn. A la sangre mezclaron miel y se formó un hidromiel tal que quienquiera lo bebe se torna poeta y hombre de saber. Los enanos dijeron a los Ases que Kvasir se había ahogado en su inteligencia porque no había nadie suficientemente hábil para agotar su saber a fuerza de preguntas.







de 'Dioses Ases y dioses Vanes' (fragmento)

en "Los dioses de los Germanos"

Georges Dumezil 

trad. Juan Almela

ed. Siglo Veintiuno (1990)

domingo, 13 de diciembre de 2020

luciérnagas

 




Jesús yaciendo en los brazos de su madre

es un fotón liberado de una estrella moribunda

nos movemos a través del bosque en la noche

el cielo está lleno de luz momentánea

y todo lo que necesitamos está demasiado lejos


Somos fotones liberados de una estrella moribunda

somos luciérnagas que un niño atrapó en un frasco

y todo es tan distante como las estrellas


Yo estoy aquí y tú estás donde estás


Hemos vivido largo tiempo aquí en el bosque

yacemos bajo las parvas de hojas

somos parciales a esta luz parcial


No podemos dormir y tememos nuestros sueños

no hay orden aquí, nada puede ser planeado

somos luciérnagas atrapadas en la mano de un niñito

y todo es tan distante como las estrellas

y yo estoy aquí y tú estás donde estás


Yacemos entre nuestros átomos y te hablo de cosas

y espero a veces que tal vez lo entiendas

no hay orden aquí ni término medio

nada puede ser predicho y nada puede ser planeado

una estrella es sólo la memoria de una estrella

somos luciérnagas pulsando levemente en la oscuridad


Estamos aquí y tú estás donde estás

Estamos aquí y tú estás donde estás













'Luciérnagas'

Nick Cave

versión R. M.

 

 

 


sábado, 12 de diciembre de 2020

las estrellas del cielo

 



La ambición de la arquitectura religiosa bizantina es invitar al cielo a que pase dentro, acogerlo entre los muros de la más humilde de sus iglesias. El interior de sus cúpulas, así pues, se asemeja a un planetario. El ícono sagrado de la Madre de Dios ubicado en la parte inferior es como un plato de leche que han dejado para que las estrellas del cielo beban de él a medianoche. 










de 'cielo nocturno'

en "La vida de las imágenes"

Charles Simic

trad. Luis Ingelmo

ed. Vaso Roto (2017)


viernes, 11 de diciembre de 2020

apenas perceptibles

 




Después descubrí los poetas, y este descubrimiento me fortaleció. Vi en ellos hombres que habían vivido como yo vivía, en una sorpresa continua. Jamás, cuando miraban algo, recordaban que ya lo habían visto. Todo encuentro, toda emoción, era para ellos la primera. (…) Todas las imágenes comenzaban, no se abrían enteramente. Yo debía continuarlas en sueños. (…) Aquellos poemas eran invitaciones a vivir, a existir de una manera distinta de la que yo existía. “El fuego del cielo” (…) ¡Qué expresión insólita! Aquellas palabras, unidas, no formaban una realidad aparente; casi se peleaban entre sí; no eran más que una imagen, un trabajo del espíritu. Las deletrée: el fuego, el cielo. Aisladas, aquellas dos palabras resonaban: de pronto unidas, hablaban. ¿Por qué las quise tanto desde el momento en que las encontré? Luego comprendí bruscamente. Era una evidencia: Víctor Hugo las había amado. Él había mirado el cielo; había mirado el fuego. Había encontrado que ambos eran hermosos, y que sus bellezas se parecían. Cuanto más contemplaba a cada uno de ellos, menos parecía bastarse a sí mismo. El mismo aliento atravesaba al uno y al otro. Su resplandor era tan semejante que era un resplandor fraternal. (…) Hugo había celebrado las bodas de las palabras, había favorecido aquel amor posible, ese amor que se esconde en todas las cosas. Éste era el secreto de los poetas: el amor extendido por todo; el amor, razón de los hombres, razón del mundo. El amor era, por lo tanto, un camino. (El amor) no es una cosa particular que ocurre entre dos personas en un momento dado y bajo ciertas condiciones. El amor existe en el universo en el estado de trazas innumerables y apenas perceptibles. La gracia consiste en descubrir esas trazas, en atraer a nosotros algunas chispas de ese gran amor, en concentrarlas en nuestras manos…










en “Y la luz se hizo”
Jacques Lusseyran
trad. Estela Canto
ed. Goyanarte (1953) 

jueves, 10 de diciembre de 2020

la tierra misma


 



   ¡Estalla, oh savia no destetada! El amor deflagra en todas partes, aun bajo los huesos y bajo el cuerpo. La tierra misma cambia de corteza. ¡Viene el celo, viene la brama! y el hombre, todo abismo, aún se inclina sin pena sobre la noche de su corazón. Escucha, oh corazón fiel, este batir bajo tierra de un ala inexorable... El ruido despierta y salva el enjambre sonoro de su colmena; y el tiempo enjaulado nos hace oír a lo lejos su martilleo de pico-rojo... Las ocas silvestres se nutren en las orillas muertas de los arrozales, y los graneros públicos ¿cederán una noche al empuje de las marejadas populares?... Oh tierra de lo sagrado y del prodigio–tierra pródiga aún para el hombre hasta en sus fuentes submarinas honradas por los Césares, ¡cuántas maravillas suben todavía hacia nosotros desde el abismo de tus noches! Así, en tiempo de incubación de tormenta –¿de verdad lo sabíamos nosotros?– los pequeños pulpos de gran fondo suben con la noche hacia la faz tumefacta de las aguas. 










de 'Sequía' (fragmento)

en "Canto por un equinoccio"

Saint-John Perse

trad. Elsa Cross

ed. UNAM–INBA–UAM (1987)

miércoles, 9 de diciembre de 2020

teñido de humo



 


   Más tarde, se hicieron presentes los presagios. En 1508 se vio en el cielo algo, «como una llama, como la hoja de una espada de fuego, como una aurora. Parecía como si escupiera pequeñas gotas, como si agujereara el cielo; se ensanchaba en la base y se aguzaba en el ápice. Hasta la mitad del cielo, hasta el corazón del cielo ardía, llegaba hasta lo más hondo del corazón del cielo. Así se la veía, allá, por encima de Oriente; se mostraba, brotaba en medio de la noche, parecía hacer el día, hacía el día, y más tarde, el sol la borraba cuando salía». Otros prodigios siguieron a aquella espectral luz nocturna. Ardió el templo de Huitzilopochtli; apareció un cometa partido en tres; en el lago de México se encrespó el agua y se arremolinó. En mitad de la noche una mujer gemía y lloraba, gritando: «¡Queridísimos hijos míos, ya os vais! ¡Queridísimos hijos míos!, ¿adónde os guiaré?». Finalmente, los pescadores del lago cogieron con sus redes un gran pájaro carbonizado, parecido a una grulla, el símbolo del pueblo azteca. Se lo llevaron a Moctezuma. El pájaro tenía en la cabeza un espejo esférico, teñido de humo y agujereado en el centro: el espejo del gran dios Tezcatlipoca. Aparecía en él una noche de profunda oscuridad, con jirones de cielo estrellado y la constelación de Géminis; el cielo era tan oscuro que Moctezuma volvió la cara hacia el sol, pues le costaba creer que fuera de día. Cuando volvió a mirar el espejo, el cielo nocturno había desaparecido. De la parte de oriente venían corriendo hombres por muchos sitios, como para presentar batalla, e iban encima de corzos. inmediatamente llamó a los sacerdotes-adivinos. Les dijo: «¿Sabéis lo que he visto? Era como si vinieran corriendo hombres de todas partes...». Pero cuando los sacerdotes miraron, la visión se había desvanecido, y el espejo ahumado escondió los secretos del futuro. 







de 'La caída de México' (fragmento) / Quinta Parte: "La Muerte de los dioses"

en "La luz de la noche"

Pietro Citati

trad. Juan Díaz de Atauri

ed. Acantilado (2011)


martes, 8 de diciembre de 2020

¿dónde está?

 



Criado primero

Oid señor mayordomo, 

¿dónde está nuestro amo? 

¿Estamos perdidos, despedidos? 

¿No queda nada?









del Acto IV - Escena II (fragmento)

en "Timón de Atenas"

William Shakespeare

trad. José María Valverde

ed. Gredos/RBA (2015)

lunes, 7 de diciembre de 2020

las numerosas tribus

 




   (...) Esas negras nubes no cubrirán para siempre el espacio, los gloriosos rayos del sol iluminarán otra vez la tierra. 

   Existen seres sabios que han de conocer los medios de vencer la oscuridad. 

   En las ciudades y en los lugares rocosos viven cuervos de negro plumaje que pronuncian oráculos con sus diversos graznidos que es preciso interpretar.

   Si consulto a uno de ellos, tal vez me dé un buen consejo.

   Bajo las cornisas y los tejados de los altos edificios moran las numerosas tribus de los parlanchines gorriones. ¿Acaso no serán capaces de celebrar algún rito útil en nuestro beneficio?

   En los pozos, en los pantanos y en otros lugares húmedos moran las ranas de poderosa voz. Se dice de ellas que son las embajadoras de las deidades serpientes. Si les suplico humildemente, no cabe duda que aceptarán ayudarme. 

   En las grietas de las rocas, en los árboles huecos, moran serpientes que causan terror. Se dice de ellas que son formas que encarnan el maléfico genio de las Aguas. Si imploramos su protección, tal vez aparten las nubes. 

   En las madrigueras, en lo alto de las montañas, moran las marmotas ascetas que se pasan la vida sumergidas en la meditación. Se dice que llegaron a las más sublimes honduras del ting gne dzin. Si quisieran, podrían por la fuerza de su concentración de pensamiento actuar sobre las nubes y disiparlas. 

   En la cima de los árboles, entre el tupido follaje, están posados los cuclillos, suaves cantores con plumaje de esmeralda. Son ellos, según se cree, quienes convocan las nubes cargadas de lluvia, y si los gano con presentes, podrían expulsar las nubes. 

   En las agradables llanuras feraces del Norte erran los kyangs, de blanca boca, a quienes los Dioses confían sus mensajes. Se dice que poseen la piedra preciosa que atrae los rayos del sol. Si la solicitamos, podrán levantar la quijada y lanzar gritos de auxilio. 

   En todos los lugares, ocultas en refugios que construyeron, moran, al acecho, las matadoras de nueve miembros, consideradas como encarnaciones de los Espíritus maléficos. Si las consultamos, tal vez inventen el medio de apartar el peligro. 

   Cerniéndose en lo alto del cielo y posándose en las cimas de las montañas, lanza sus agudos gritos el águila de poderosas alas, y si le rogamos, tal vez se digne ejercer en nuestro favor su irresistible poder. 

   No puede haber desdicha que no tenga remedio. 

   No puede haber poder funesto que no se pueda vencer.

   Si hay voluntad, crea los medios de actuar.

   La mía fue vencida, empero se vuelve a levantar. 









de 'La novela del bosquecillo de lotos' (fragmento)

en "Textos tibetanos inéditos"

Alexandra David-Neel

trad. Gabriela de Civiny

ed. Kier (1987)


domingo, 6 de diciembre de 2020

entre todos los astros

 




Con aquel dulce viento gozándose Ulises divino

desplegó su velamen; sentado rigió con destreza

el timón; no bajaba a sus ojos el sueño, velaba

a las Pléyades vuelto, al Boyero de ocaso tardío

y a la Osa, a que otros dan nombre del Carro y que gira

sin dejar su lugar al acecho de Orión; sólo ella

de entre todos los astros no baja a bañarse al océano.

La divina entre las diosas Calipso dejó dicho a Ulises

que arrumbase llevándola siempre a su izquierda. Cumplidas

diecisiete jornadas de ruta en el mar, se mostraban

la siguiente a la vista de aquél las montañas umbrías

de la tierra feacia: avanzada mirábala en frente

como comba de escudo surgiendo del mar nebuloso. 







del 'Canto V' (269-281)

en "Odisea"

Homero

trad. J. M. Pabón

ed. Gredos/RBA (2015)


 

sábado, 5 de diciembre de 2020

imágenes cuyo sentido

 




   La mente ama lo desconocido. 

Ama las imágenes cuyo sentido es desconocido, 

puesto que el sentido de la mente misma es desconocido. 












René Magritte

citado en "La vida de las imágenes"

Charles Simic

trad. Luis Ingelmo

ed. Vaso Roto (2017)

viernes, 4 de diciembre de 2020

para el espacio





   El espacio es como la miel para todos los seres, y todos los seres son como la miel para el espacio. Y el luminoso, inmortal ser que está en el espacio, y el luminoso, inmortal ser identificado con el espacio en el corazón, no son sino el Ser. Él es el camino para la inmortalidad, es lo Absoluto, es todo. 










'Quinto Brāhmana - Los seres y el ser' (10)

en "Gran Upanisad del Bosque'

trad. Consuelo Martín

ed. Trotta (2002)


jueves, 3 de diciembre de 2020

con prudencia

 




   Empujé la puerta del negocio de Bergheim. Suena un intervalo de tercera. Digo:

   –¿Recibió las botellas de vino de esquisto, Ludwig?

   –Está en una tabaquería, Herr Chegnogne, y mi nombre es Albrecht.

   Le agradecí usando su nuevo nombre y volví a cerrar la puerta con prudencia. 













'Bergheim'

en "Los desarzonados"

Pascal Quignard

trad. Silvio Mattoni

ed. El cuenco de plata (2013)




miércoles, 2 de diciembre de 2020

sobre el gran lago

 





Un pajarito voló sobre

voló  sobre el mundo entero

voló sobre el gran lago del mundo

sobre el orbe del mundo:

buscaba tierra donde poner sus huevos

algún lado donde empollarlos

no encontraba tierra donde poner sus huevos

ningún lado donde empollarlos.


El pajarito voló sobre

voló sobre el mundo entero

voló sobre un arbusto azul 

desdeñó el arbusto azul

voló sobre un arbusto rojo

desdeñó el arbusto rojo

voló sobre uno amarillo

pensó que el amarillo era adecuado:

'Allí es donde debo hacer mi nido

allí es donde debo poner mis huevos

allí es donde empollaré mis pichones'


Empolló un mes, empolló dos

empolló la mitad de un tercero también

un poquito de un cuarto también

comenzó a mirar por debajo:

encontró pichones recién nacidos.

Comenzó a separar los pichones:

uno se convirtió en baya en el suelo

uno en piedra en la pradera

el tercero en la luna en el cielo

y el cuarto en el sol por encima del mundo. 









'La creación' (fragmento) - Estonia

en "The Great Bear - A Thematic Anthology of Oral Poetry in the Finno-Ugrian Languages"

Laun Honko, Senni Timonen, Michael Branch, Keith Bosley

Oxford University Press (1994)

versión: R.M.





martes, 1 de diciembre de 2020

nada tan difícil



 


   Los que se ocupan de examinar las acciones humanas no encuentran nada tan difícil como reunirlas y ponerlas todas bajo una misma luz; pues en general ellas se contradicen de un modo tan extraño que parece imposible que provengan de un mismo origen. 











 'De la inconstancia de nuestras acciones' (fragmento) Libro segundo, Capítulo I

en "Ensayos"

Montaigne

trad. Graciela Isnardi

ed. Losada (2011)

lunes, 30 de noviembre de 2020

la terquedad



 


(...) El espíritu percibe ante la naturaleza menos su propia superioridad que su propia naturalidad. Este instante mueve al sujeto a llorar ante lo sublime. El recuerdo de la naturaleza disuelve la terquedad de su autoposición: «¡La lágrima brota, la tierra vuelve a tenerme!». El yo sale así espiritualmente de la prisión en sí mismo. 










de 'Teoría Estética' T. W. Adorno

citado en "Muerte y alteridad"

Byung-Chul Han

trad. Alberto Ciria

ed. Herder (2018) 

domingo, 29 de noviembre de 2020

inconveniencia del material (sonora XXVII)

 



   Quizá alguien podría sostener que nuestro razonamiento no es consistente, pues por un lado hacemos el examen de las cuestiones musicales mediante números y por otro afirmamos que los intervalos no son perfectamente capaces de admitir estos mismos números. Si debemos decir la causa de esto habremos de revelar una doctrina divina y secreta. 

   Ciertamente, puesto que las cosas de aquí se constituyen por la imitación de realidades más preciadas y obtienen su origen y se procuran el ser según el curso y evolución de aquellas, y puesto que hay una diferencia entre ambas regiones –pues una es pura e incorruptible y la otra turbia y fangosa–, allí la actividad se produce perfecta y sin impedimentos, mientras que aquí es imperfecta, coja y difícil, no por causa del agente, sino por la agitación e incapacidad de la materia. En efecto, tal como el escultor, dicen, podría instalar con facilidad en la piedra los modelos que se propusiera, pero nunca o muy difícilmente lo haría en piedra pómez –aunque no por falta de técnica ni por su incapacidad, sino por la inconveniencia del material subyacente–, así también la actividad del universo alcanza mejor las cosas de allí, que se mantienen en la conveniencia a causa de su mayor divinidad, pero más tenuemente a las de aquí, enturbiadas por la mucha distancia y por las sombras y sedimentos corporales. Pues tal como un rayo solar, dicen, se observa con gran pureza en el aire, mientras que en las profundidades marinas parece mortecino y evanescente –no porque él mismo sea así, sino porque nuestra sensación es impedida por lo que le rodea–, así también las emanaciones que se propagan desde arriba no actúan de modo semejante en cada región, sino que dependen de la dignidad de cada una de las cosas que subyacen. Por eso, también nosotros mismos, cuando estamos inclinados hacia la agitación y el desorden de las cosas de este mundo encontramos un escaso e imprescindible auxilio de lo superior, mediante la unidad y comunidad del universo; pero tan pronto como, habiéndonos conocido a nosotros mismos y habiendo aprendido cuál es nuestro principio, cambiáramos nuestra vida y dirigiéramos nuestros impulsos hacia las cosas más preciadas, entonces acogeríamos lo puro y absolutamente perfecto de la providencia total, aproximándose desde ese momento nuestra naturaleza, por la semejanza con lo más bello, a la conveniencia.

   Como pruebas rigurosas de la afinidad simpática de las cosas de aquí con las de allí, los antiguos aportan las estaciones del año, los cambios de los aires y los movimientos de las aguas, y los calores y las suaves temperaturas, todo lo cual se produce dependiendo de la clase de relación que se establece entre las cosas de allí; además, aquello que ocurre a cada momento, por así decir, como el crecer y marchitarse de las plantas o el llenarse y vaciarse de los animales, que son afectados por simpatía y se modifican al mismo tiempo que aumenta o disminuye el círculo lunar; y, ciertamente también, los flujos y reflujos del mar, que cambian sucesivamente a la vez que lo hacen el curso y las fases de esa misma diosa, como habitualmente sucede en el paso marítimo a través de las Columnas de Hércules, o las crecidas y retrocesos de la corriente del Nilo en Egipto, que se producen siempre en las mismas estaciones del año, en correspondencia con los trayectos y movimientos del sol. 

   No es inverosímil, por lo tanto, decir que la música en sí misma, como también las otras cosas, tiene un principio derivado del Todo, pero que, debido a la mezcla con la materia corpórea, se aparta de la precisión y excelencia de los números, pues, ciertamente, en las regiones que están más allá de nosotros es exacta e incorruptible. Por esta razón, nosotros no podemos hacer las divisiones de los intervalos en partes iguales y las consonancias de nuestros sistemas son imperfectas, al impedirlo el grosor corporal. 






'Libro III. (7)'

en "Sobre la música"

Arístides Quintiliano

trad. Luis Colomer y Begoña Gil

ed. Gredos/Planeta-DeAgostini (1997)



sábado, 28 de noviembre de 2020

eterna fonte



 



Que bien sé yo la fonte que mana y corre,

aunque es de noche.


aquella eterna fonte está escondida,

que bien sé yo do tiene su manida.

aunque es de noche.


[En esta noche oscura desta vida,

que bien sé yo por fe la fonte frida,

aunque es de noche.]


Su origen no lo sé, pues no le tiene,

mas sé que todo origen della viene, 

aunque es de noche.


Bien sé que no puede ser cosa tan bella

y que cielos y tierra beben della,

aunque es de noche.


Bien sé que suelo en ella no se halla

y que ninguno puede vadealla,

aunque es de noche.








de 'Cantar de la alma que se huelga por conocer a Dios por fe'. (fragmento)

en "Poesía"

San Juan de la Cruz

ed. Taurus, 1983

viernes, 27 de noviembre de 2020

armas sacrílegas



 


Esto es, según dicen, lo que ocurrió a Breno y a su ejército de galos, cuando su jefe se atrevió a volver armas sacrílegas contra el templo de Apolo Delfo. 

Refiérese que la pitonisa pronunció entonces este oráculo: 

«Las vírgenes blancas y yo proveeremos.»

Por lo que cuando creían que iban a combatir con ellos vírgenes armadas sucumbió bajo las nieves el ejército de los galos. 








del 'Libro primero' (fragmento)

en "La adivinación - El hado"

Marco Tulio Cicerón

trad. Francisco Navarro y Calvo

ed. Hyspamerica (1985)



jueves, 26 de noviembre de 2020

los huesos preciosos





Se consultaron los dioses y dijeron: "¿Quién habitará, pues que se estancó el cielo y se paró el Señor de la tierra?, ¿Quién habitará, oh dioses?" Se ocuparon en el negocio Citlaliicue Citlallatónac, Apanteuctli. Tepanquizqui, Tlallamanqui, Huictlollinqui, Quetzalcóhuatl y Titlahcahuan. Luego fue Quetzalcóhuatl al infierno, se llegó a Mictlanteuctli y a Mictlancíhuatl y dijo: "He venido por los huesos preciosos que tú guardas". Y dijo aquél: "¿Qué harás tú, Quetzalcóhuatl?" Otra vez dijo éste: "Tratan los dioses de hacer con ellos quien habite sobre la tierra". De nuevo dijo Mictlanteuctli: "Sea en buena hora. Toca mi caracol y tráele cuatro veces al derredor de mi asiento de piedras preciosas". Pero su caracol no tiene agujeros de mano. Llamó a los gusanos, que le hicieron agujeros, e inmediatamente entraron allí las abejas grandes y las montesas, que lo tocaron; y lo oyó Mictlanteuctli. Otra vez dice Mictlanteuctli: "Está bien, tómalos". Y dijo Mictlanteuctli a sus mensajeros los mictecas: "Id a decirle, dioses, que ha de venir a dejarlos". Pero Quetzalcóhuatl dijo hacia acá: "No, me los llevo para siempre".






de 'El nacimiento de la muerte' (fragmento)

en "Muerte a filo de obsidiana"

Eduardo Matos Moctezuma

ed. Fondo de Cultura Económica (2000)


miércoles, 25 de noviembre de 2020

la fuerza del presentimiento

 



   Cabría imaginar un ser pensante al que le resultara más fácil ver el futuro que el pasado. En los instintos de los insectos hay muchas cosas que deben hacernos creer que son guiados más por lo futuro que por lo pasado. Si los animales tuvieran tanta memoria del pasado como presentimiento del futuro, más de un insecto sería superior a nosotros. Pero así, la fuerza del presentimiento parece estar siempre en proporción inversa al recuerdo del pasado. 










[178]

de 'J' (1789-1793)

en "Aforismos"

Georg Christoph Lichtenberg

trad. Juan del Solar

ed. Edhasa (2002)


martes, 24 de noviembre de 2020

la experiencia (oneiros XXIX )

 



«Nuestro ser onírico es uno. Continúa de día la experiencia de la noche.»








de 'El sueño de vuelo' (fragmento)

en "El aire y los sueños - Ensayo sobre la imaginación del movimiento"

Gaston Bachelard

trad. Ernestina de Champourcin

ed. Fondo de Cultura Económica (1993)

lunes, 23 de noviembre de 2020

pasan luego sombras

 




   El rostro de la persona que sueña, de la que duerme, de la que está absorta en sus recuerdos. A veces sonríe; sobre su frente pasan luego sombras. 

   Cuan numerosas son las vivencias, las tareas, las obligaciones en que hemos fallado. Fallado: eso significa que no respondimos como debíamos. Fallado con los padres, con los maestros, con los camaradas, con los amigos, también con personas con quienes solo tuvimos un fugaz encuentro. Faltas leves, inconveniencias, arrogancias, equivocaciones, maldades, fechorías. 

   Bien, todas esas cosas quedan lejos, años y decenios atrás, datan incluso de la infancia. Hace mucho tiempo que cicatrizaron las heridas que nos causamos a nosotros mismos y también las que causamos a otros. De muchas cosas somos nosotros los únicos enterados. Quienes intervinieron en esos asuntos, los cómplices, los afectados, todos ellos han muerto hace años; ya en vida se tomaron su revancha o nos perdonaron. Ya no hay nadie que sepa nada de eso. 

   Hemos hecho penitencia, pero las cicatrices aún duelen, y a veces duelen más de lo que dolieron las propias heridas. Las injusticias que sufrimos, esas sí las hemos olvidado, pero las que no hemos olvidado son las que cometimos. 

  ¿Cómo se explica ese andar hurgando en estratos ya muertos, ese desasosiego que no se calma? En primer lugar, sin duda, porque nos hemos hecho mayores y con ello ha aumentado nuestra capacidad de discernimiento moral. Pero entonces el recuerdo de nuestras buenas acciones debería disculparnos. No es eso lo que ocurre. Como si el bien fuera lo obvio, erramos por nuestro pasado como por un paisaje en el que sólo percibiésemos las irregularidades del terreno, las hondonadas y abismos. 

   Es de suponer que nuestra imagen auténtica sea más noble y digna que la que fuimos capaces de realizar en el mundo fenoménico – «realizar» significa: representar la realidad. Fallar: hemos tejido mal el hilo del destino. Ese hilo estaba destinado a ser mejor tejido. 

   En esto nuestra persona esencial hace comparecer ante sí a nuestra persona histórica y juzga su paso por la vida. El tiempo no puede calmar el dolor; el sentido que éste tiene es diferente. 







Wilflingen, 29 de marzo de 1966

en "Pasados los setenta I"

Ernst Jünger

trad. Andrés Sánchez Pascual

ed. Tusquets (1995)



domingo, 22 de noviembre de 2020

en los escalones



 


Perder el Mediodía cotidiano; atravesar corrientes, arcadas, puentes; intentar los caminos que se bifurcan; extenuarse en los escalones, en las rampas, en las escaladas;

Evitar la estela precisa; rodear los muros habituales; tropezar ingenuamente entre los peñascos ficticios; saltar ese barranco; detenerme en este jardín; volver a veces hacia atrás,

Y por un dédalo reversible perder al fin el cuádruple sentido de los Puntos del Cielo.









'Perder el mediodía cotidiano' (fragmento)

en "Estelas"

Victor Segalen

trad. Manuel Alvarez Ortega

ed. Visor (1974) 

sábado, 21 de noviembre de 2020

por ver los frutos

 



   ¿Quién es ésta que se descubre como el alba, hermosa como la luna, escogida como el sol, terrible como los escuadrones?

   Al huerto del nogal descendí por ver los frutos de los valles y ver si está en ciernes la vid y si florecen los granados. 








del capítulo sexto, 9, 10.

en "El cantar de los cantares"

Salomón

-versión de Fray Luis de León-

ed. Espasa-Calpe (1958)


viernes, 20 de noviembre de 2020

el orbe del mundo





 

   «Allí estaba yo, en la montaña más alta de todas, y a mi alrededor, por debajo de mí, estaba el orbe del mundo. Y mientras estuve allí vi más de lo que puedo explicar, y comprendí más de lo que pude ver; porque veía, de un modo sagrado, las formas del espíritu de todas las cosas, y la forma de todas las formas de la manera en que deben vivir juntas, como un solo ser. Y vi que el orbe sagrado de mi pueblo era uno de los muchos que componían un gigantesco círculo, amplio como la luz del día y de las estrellas; y en su centro crecía un robusto árbol florido para dar cobijo a todos los niños hijos de un padre y una madre. Y vi que era sagrado.»








Alce Negro

citado en 'El centro de transformación' (fragmento)

de "La imagen del mito"

Joseph Campbell

trad. Roberto R. Bravo

ed. El hilo de Ariadna (2012)