Los Antiguos Maestros
se las arreglaban sin nombres
sus firmas eran
los blancos dedos de una Madonna
o las rosadas torres
di città sul mare
y también escenas de la vida
della Beata Umiltà
se diluían
en su sogno
miracolo
crocifissione
encontraban refugio
bajo los párpados de los ángeles
tras colinas de nubes
en la espesa hierba del paraíso
se hundían sin dejar rastro
en áureos firmamentos
sin un grito de espanto
sin pedir ser recordados
la superficie de sus cuadros
es lisa como un espejo
no son espejos para nosotros
son espejos para los elegidos
yo os invoco Viejos Maestros
en los duros momentos de la duda
haced que se me caiga
la piel de serpiente del orgullo
que me quede sordo
a la tentación de la fama
yo os invoco Antiguos Maestros
Pintor de la Lluvia de Maná
Pintor de los Árboles Bordados
Pintor de la Visitación
Pintor de la Sagrada Sangre
Zbigniew Herbert (1924-1998)
'Los Antiguos Maestros'
en "Poesía completa"
trad. Xaverio Ballester
ed. Lumen (2012)