jueves, 30 de abril de 2015

ronda








Hombres

Muyuykullasun
redaykullasun
chiwiwillay wayta
kayllay sumaq panpallapi
berde romero, moradollay sisa
sisachaykiway rosiaykamuway


Hagamos la ronda
convirtamos en una red
flor reluciente
en esta hermosa planicie
romero verde, flores moradas
con el rocío de tus pétalos primorosos apaga mi sed.



Mujeres

Ruedaykusun
muyuykusun
siwarqencho, qori riqracha
kayllay sumaq panpachapi
palomita mensajera
rapraykipi apakuway


Hagamos la ronda
demos vueltas
picaflor de alitas de oro
en esta hermosa pradera
palomita mensajera
llévame únicamente en tus alitas.














Qachwa XIII
en "El tesoro de la poesía quechua - 
Hawarikuy Simipa Illan"
Abdón Yaranga Valderrama
ed. Ediciones de la Torre (1994)






miércoles, 29 de abril de 2015

El que sabe










   Se presentó como El Sabedor: El que transita los caminos del sueño sin estar dormido y busca y ve.

   Se presentó como el que sabe indagar los comienzos.

   Se presentó como el que sabe indagar el final.

   Como el que hace que la gente nazca fuerte, igual a un plantío que medra en tiempo bueno.

   Se presentó como dueño de las tradiciones. Como el que conoce el origen de todas las tribus.

   El que sabe del inicio y del destino de los brujos primordiales.

   –Yo soy –dijo– el que habla de las frutas, de su origen y de cómo quedaron en poder de las gentes y de los bailes y adivinanzas que les son propios.

   –Yo soy el que se asoma para descubrir quién aparece en la distancia.

   –Yo soy el relámpago que ilumina; el que sabe del nacer que es abrirse paso del vientre hacia la luz.

















fragmento de "El Hrafue del Uik"
relator: Kuegágima, de los Murui
trad. José y Octavio García
en "Literatura de Colombia aborigen"
comp. Hugo Niño
ed. Instituto Colombiano de Cultura (1978)




martes, 28 de abril de 2015

noche








   En el principio no había noche. solamente el día existía todo el tiempo. La noche estaba adormecida en el fondo de las aguas. No había animales; todas las cosas hablaban. La hija de la diosa Serpiente Grande -cuentan- se casó con un joven. 
   Este joven tenía tres criados fieles. Un día, él llamó a los tres criados y les dijo: «Idos a pasear, porque mi mujer no quiere dormir conmigo».
   Los criados se fueron, y entonces él llamó a su mujer para dormir con ella. La hija de la Serpiente Grande le respondió: «Todavía no es de noche».
   El joven le respondió: «No hay noche. Solamente hay día».
   La joven le dijo: «Mis padres tienen noche. Si quieres dormir conmigo, manda a buscarla, por el río crecido».














fragmento de "Cómo apareció la noche"
en "Mitos y leyendas del Amazonas"
trad. Nahuel Sugobono
ed. José J. de Olañeta (1999)


lunes, 27 de abril de 2015

cebo










  Y estando con estos pensamientos y preocupaciones, un día soñó que Amán, el padre de los pescados, le hablaba diciendo: "Si quieres atrapar un pescado bien grande, tienes que ponerle cebo rojo a tu anzuelo." Así oyó él que le dijo en sueños.

   Y cuando se despertó, dijo el indio pensando para sí: "¿Qué será ese cebo rojo? ¿La fruta del korumé o la langosta panasakavá?"

   Entonces fue una primera vez a pescar con cebo de korumé en su anzuelo. Pero sólo cayeron adumá y wadomarí .

   Otra hermana vez o segunda vez el indio cebó su anzuelo con la langosta panasakavá. Y esta vez mordió el anzuelo una culebra de agua grandísima. Entonces la enrolló en su cesto y encima colocó los pescados pequeños. Y se fue a su casa. 

   "Vamos a ver ahora, le dijo él a su mujer; dale estos pescados pequeños a la vieja". "¿Pero tú no sabes que ella no quiere pescados pequeños?", le respondió ella. "No importa, le dijo; dáselos a ver que pasa; y nosotros vayámonos encima del cerro."












fragmento de "La vieja que sólo quería pescados grandes"
en Tauron Panton, cuentos y leyendas de los Pemón 
P. Cesáreo de Armellada.
Ed. Abya-Yala (1989)



domingo, 26 de abril de 2015

sendas











Mirar, admirar

hojas verdes, hojas nacientes

entre la luz solar.














Matsuo Bashō (1644-1694)
"Sendas de Oku"
trad. Octavio Paz y Eikichi Hayashiya
ed. Seix Barral (1981)



sábado, 25 de abril de 2015

Bavel








   Y escuchad: toda la tierra usa una lengua, unas mismas palabras.  
   Mirad: viajan desde Oriente, llegan a un valle en la tierra de Sinar, y allí se establecen.
   «Podemos unirnos», dijeron, «y como piedra sobre piedra usar ladrillo: y cocerlo hasta que se endurezca.» Y para mezcla calentaron betún.
   «Si nos unimos», dijeron, «podemos edificar una ciudad y una torre cuya cúspide toque el cielo: llegar a la fama. Sin un nombre estamos desligados, dispersos por la faz de la tierra.»
   Yahvé bajó a mirar la ciudad y la torre que iban a edificar los hijos del hombre. «Son un solo pueblo, con una misma lengua», dijo Yahvé. «Entre ellos han concebido esto, y no cejarán mientras no haya límite a lo que toquen. Entre nosotros, descendamos pues, confundamos su lengua hasta que el amigo no entienda al amigo.»
   De allí Yahvé los esparció por toda la faz de la tierra; la ciudad se deshizo. 
   Por esto llamaron al lugar Bavel: allí Yahvé confundió sus lenguas. Dispersos de allí por Yahvé, llegaron a los confines de la tierra. La ciudad quedó sin límites.










versión de "El libro de J"
Harold Bloom - David Rosenberg
trad. Marcelo Cohen
ed. Interzona (1995)



viernes, 24 de abril de 2015

sol de invierno











   Es mediodía. Un parque.
Invierno. Blancas sendas;
simétricos montículos
y ramas esqueléticas.


   Bajo el invernadero,
naranjos en maceta,
y en su tonel, pintado
de verde, la palmera.


   Un viejecillo dice,
para su capa vieja:
«¡El sol, esta hermosura
de sol!... » Los niños juegan.


   El agua de la fuente
resbala, corre y sueña
lamiendo, casi muda,
la verdinosa piedra.













Antonio Machado (1875-1939)
Poesías Completas
ed. Losada (1943) 


jueves, 23 de abril de 2015

dimensión











   «Hurgando en los lotos descubrió a Indra en medio de las fibras. Regresó precipitadamente e informó a Bṛhaspati que el señor estaba refugiado en una fibra de loto, reducido el cuerpo a la dimensión de un átomo.»














en "El destino del Guerrero"
Georges Dumezil (1898-1986)
trad. Juan Almela
ed. Siglo Veintiuno (2003)


miércoles, 22 de abril de 2015

logos








«No puedes descubrir los confines del alma, aunque recorras todos los caminos. Tan profundo es su logos»















Heráclito (535-484 a.C.)
citado en "El descubrimiento del espíritu"
Bruno Snell
trad. J. Fontcubierta
ed. Acantilado (2008)



martes, 21 de abril de 2015

polen







   Veamos ahora lo que sucede cuando el insecto penetra en la flor. Él se posa sobre el labio inferior, extendido para recibirlo, y, atraído por el olor del néctar, trata de llegar al cuernecito que lo contiene en el fondo. Pero el paso es intencionalmente estrecho; su cabeza, al avanzar, tropieza necesariamente con la media pila. En seguida, ésta, atenta al menor choque, se rasga siguiendo una línea conveniente, y pone al descubierto las dos bolitas untadas del líquido viscoso. Estas últimas, en contacto inmediato con el cráneo del visitante, se pegan sólidamente a él, de modo que cuando el insecto se separa de la flor, se las lleva, y con ellas los dos tallos que sostienen y en cuyos extremos hay los paquetitos de polen atados. Tenemos, pues, el insecto coronado con dos cuernos rectos, en forma de botella de champaña. Autor inconsciente de una obra difícil, visita una flor vecina. Si sus cuernos permaneciesen rígidos, iría simplemente a dar con sus paquetes de polen en los paquetes de polen cuya base se empapa del líquido contenido en la media pila vigilante, y del polen que se mezclaría con el polen nada resultaría. Aquí se manifiesta el genio, la experiencia y la previsión de la Orquídea. Esta ha calculado minuciosamente el tiempo que el insecto necesita para chupar el néctar y trasladarse a la flor próxima, y ha notado que, por término medio, empleaba treinta segundos. Hemos visto que los paquetitos de polen van sobre dos cortas espigas insertas en las bolitas viscosas; pues bien, en los puntos de inserción se encuentra, debajo de cada espiga, un pequeño disco membranoso cuya única función consiste en contraer y replegar, al cabo de treinta segundos, cada una de estas espigas, de modo que se inclinen describiendo un arco de 90º. Es el resultado de un nuevo cálculo, no de tiempo esta vez, sino de espacio. Los dos cuernos de polen que coronan el mensajero nupcial, guardan ahora una posición horizontal delante de la cabeza, de modo que, cuando aquel penetra en la flor vecina, tropezarán exactamente con los dos estigmas adheridos, sobre los cuales se encuentra la media pila.
   No es todo, y el genio de la Orquídea no ha llegado al fin de su previsión. El estigma que recibe el choque del paquete de polen se halla untado de una substancia viscosa. Si esta sustancia fuese tan enérgicamente adhesiva como la que encierra la pequeña pila, las masas polínicas, una vez rota su espiga, quedarían todas pegadas a ella, con lo cual habría acabado su destino. Pero es preciso que esto no suceda; es preciso no agotar en una sola aventura todas las posibilidades del polen, sino multiplicarlas todo lo posible. La flor, que cuenta los segundos y mide las líneas, es química por añadidura y destila dos especies de gomas: una sumamente agarradora y que se pone inmediatamente dura al contacto del aire, para pegar los cuernos de polen sobre la cabeza del insecto, y la otra muy diluída, para el trabajo del estigma. Esta última sólo es bastante adherente para desatar o apartar un poco los hilos tenues y elásticos que envuelven los granos de polen. Algunos granos se pegan a ella, pero la masa polínica no es destruída; y cuando el insecto visita otras flores, continuará casi indefinidamente su obra fecundante.

















Mauricio Mæterlick (1862-1949)
La inteligencia de las flores
ed. Claudio García (1921)


lunes, 20 de abril de 2015

esfera








   Recordemos el dibujo de un mandala, que, en su marco de cuadros y círculos, refleja una experiencia concreta y real de hallarse en el centro del universo. Parece tratarse de un modo primario de ordenar el propio universo, surgiendo en todas partes.
   Más que un fenómeno de difusión cultural, parece ser una estructura mental heredada históricamente, como una garra, un fruto o el número de vértebras. Nos encontramos, según parece, en el campo de la anatomía mental genética o estructura mental. Pienso que existen numerosos esquemas de este tipo. ( ) Me han interesado especialmente los paralelismos (que fascinaban a Jung) entre nuestras secuencias químicas y las efectivas transformaciones embriológicas a través de las que todos nosotros hemos de pasar a lo largo de nuestra ontogénesis. Por ejemplo, en Platón y en algunos otros,  el Hombre Primario es una esfera, y del alma se afirma que es de forma esférica. Recordemos que Aristóteles define el alma como la forma del cuerpo. Por otra parte, si admitimos que nuestro ciclo vital comienza con un zigoto, entonces la primera forma corporal que asumimos en realidad en nuestro proceso ontogenético es una esfera perfecta. Dicha esfera está en el espacio y debe penetrar en la materia. Tiene que implantarse, anidar, hundirse en la tierra, descender. El héroe divino debe penetrar en las fauces de la madre tierra, y desde allí, ha de emprender, antes de poder emerger de nuevo, un largo viaje subterráneo.
( ) Ello une, por último, la serie embriológica a la serie alquímica, a la psicológica y a la mitológica, confirmando la idea de que sufrimos un conjunto de transformaciones estructurales que, ciertamente, no resulta manifiesto ni visible para todos nosotros, a lo largo de nuestra vida.











R.D. Laing (1927-1989)
Los locos y los cuerdos
trad. Silvia Furió
ed. Crítica (1980)



domingo, 19 de abril de 2015

el ritmo












«el ritmo es a la vez la cosa más perceptible y la menos material»















Léopold Séder Senghar, 
citado en "World without rules"(1996)
de Paul Haslinger
versión: Ricardo Messina



sábado, 18 de abril de 2015

el muchacho que había en mí











Vaya a saber por qué me encontraba esa tarde en los prados.
Quizá me había dejado caer, exhausto por el sol,
e imaginaba ser un indio herido. Entonces el muchacho
cruzaba las colinas solitario buscando bisontes
y lanzaba las flechas pintadas y arrojaba la lanza.
Esa tarde yo estaba totalmente tatuado con colores de guerra.
Ahora bien, el aire era fresco e igual era la alfalfa,
honda, aterciopelada, tachonada de flores
violáceas, y las nubes y el cielo
se encendían en medio de los tallos. El muchacho yacente
observaba ese cielo que escuchaba elogiar en la villa.
Pero el crepúsculo aturdía. Era mejor entrecerrar los párpados
y gozar el abrazo de la hierba. Envolvía como agua.

De pronto, una voz ronca del sol llegó hasta mí :
el dueño de ese campo, rival de mi familia,
que se detuvo a ver el hoyo donde yo estaba hundido,
reconoció que yo era de la villa y me dijo irritado
que arruinara lo mío, que podía, y que fuera a lavarme la cara.
Levanté medio cuerpo entre el pasto. Y apoyado en las manos, estuve
mirando tembloroso aquel rostro indignado.

¡Oh, que buena ocasión para hundir una flecha en el pecho de un hombre!
Si el muchacho no tuvo coraje, me ilusiono pensando
que fue por el aire de mando severo que tenía aquel hombre.
Yo, que aún hoy me imagino que obro impasible y seguro,
me fui en silencio aquel atardecer y apretaba las flechas
rezongando, gritando palabras de héroe moribundo.
Tal vez fue desaliento frente a la enojosa mirada
de quien hubiera podido pegarme. O más bien vergüenza,
como cuando se pasa riendo delante de un peón.
Pero tengo terror que haya sido miedo. Escapar, escapé.
Y por la noche, las lágrimas y los mordiscones a la almohada
dejaron en mi boca gusto a sangre.

El hombre ha muerto. La alfalfa fue extirpada, rastrillada,
pero aún veo nítido el prado ante mí
y, curioso, camino y me hablo a mí mismo, impasible
como el hombre alto y quemado por el sol habló la tarde aquella.















Cesare Pavese (1908-1950)
en "Poemas Inéditos - Poemas Elegidos"
trad. Horacio Armani
ed. Librerías Fausto (1975)





viernes, 17 de abril de 2015

vuelta












Pájaro blanco, préstame tus alas,

No iré lejos.

Luego de dar la vuelta a Litang

No tardaré en volver.









atribuida a Tsang Yang Gyatso (1683-1706)
en "Textos Tibetanos Inéditos" - Alexandra David-Neel
trad. Gabriela de Civiny
ed. Kier (1987) 


imagen: detalle de un mural en el monasterio de Lachung




jueves, 16 de abril de 2015

sonora XI










"Dime, Protágoras, un grano de mijo, o la milésima parte del mismo, cuando cae, ¿produce algún sonido?". Como Protágoras dijera que no, Zenón continuó: "Y un medimno de granos de mijo, cuando cae, ¿produce algún sonido o no?" Como respondiera que sí, Zenón preguntó: "¿No hay acaso una relación entre el medimno de mijo y un solo grano, o la milésima parte de éste?" Como Protágoras admitiera esta relación, Zenón dijo: "¿Acaso no habrá también una relación entre los dos sonidos, semejante a la que hay entre los objetos que los producen? Si es así, y si el medimno de mijo produce un sonido, también lo producirá un grano de mijo, o la milésima parte de un grano." De este modo planteaba Zenón el problema.











Zenón de Elea (c. 490-430 a. C.) 
en "Los filósofos presocráticos II"
trad. Nestor Luis Cordero
ed. Gredos-Planeta/DeAgostini (1998)









miércoles, 15 de abril de 2015

las aguas y las montañas







   Las aguas y las montañas acarician al espíritu y los hombres de verdad se deleitan en ellas. ¿No son ambas casi la misma cosa?
   Yo atesoro memorias de Lu-shan y Heng-shan y recuerdo los collados de King-chow. A pesar de mi edad, mi espíritu continúa joven. Lo que me sabe mal es no poder materializarme y estar sobre las aguas de Shi-men. Por eso he dado en pintar formas, disponiendo colores y construyendo nubes sobre montañas. Vemos que una verdad percibida por alguno hace mucho tiempo, puede ser comprendida por los que vienen mil años después, y que un concepto o idea sugerida por unos pocos renglones descriptivos se pueden encerrar entre las cubiertas de un libro. ¿Cuánto más no será así respecto de la forma representada por la forma y del color representado por el color, rememorando experiencias pasadas que deleitaron nuestros ojos y colmaron días pasados?  












Tsung Ping (375-443 d. J.C.)
en "Textos de Estética Taoista"
trad. Luis Racionero
ed. Alianza (1997)


imagen: paisaje, Yen Tz'u-yü (s. XII-XIII)



martes, 14 de abril de 2015

germen









Tú eres mujer, tú eres hombre, tú eres muchacho y muchacha, tú en la vejez vacilas sobre el bastón, tú al nacer vuelves tu rostro hacia todo.

Pájaro azul oscuro, [pájaro] verde de ojos rojos, eres el germen del rayo, las estaciones eres y los océanos. Tú no tienes comienzo, existes por tu omnipresencia, tú de quien se engendraron los seres todos. 















fragmento del Śvetāśvatara-Upaniṣad
en "La ciencia del brahman - Once Upaniṣads antiguas"
trad. Ana Agud y Francisco Rubio
ed.Trotta (2000)

lunes, 13 de abril de 2015

oneiros VIII











   Dijo la discreta Penélope: ¡Forastero! Hay sueños inescrutables y de lenguaje oscuro y no se cumple todo cuanto anuncian a los hombres. Hay dos puertas para los leves sueños: una, construida de cuerno; y otra, de marfil. Los que vienen por el bruñido marfil nos engañan, trayéndonos palabras sin efecto; y los que salen por el pulimentado cuerno anuncian, al mortal que los ve, cosas que realmente han de verificarse.















Odisea. XIX
citado en "Libro de Sueños"
Jorge Luis Borges
ed. Torres Agüero (1976)

domingo, 12 de abril de 2015

la vía láctea








   Nos queda por delimitar el círculo lácteo, como más arriba hemos señalado. Éste divide el extremo del ala izquierda del Cisne, que sobrepasa los límites del círculo estival. Además, atraviesa la mano derecha de Perseo y, partiendo desde el hombro izquierdo del Auriga, por debajo de su mano derecha, las rodillas de Proción. Tras dividir los círculos equinoccial y estival, toca el extremo del mástil que parece clavado en la nave Argo. A continuación, volviendo sobre sus pasos, separa las rodillas del Centauro del resto del cuerpo y delimita el extremo de la cola del Escorpión, la mitad del arco de Sagitario y la mitad del Águila, atravesando sus alas.


















Cayo Julio Higino (64 a.C.-17 d.C.)
fragmento de "Fábulas. Astronomía"
trad. Guadalupe Morcillo Expósito
ed. Akal (2008)