(...) Al llegar le dijo Nasuk a su esposa:
–Aquí vamos a sembrar.
Y luego se sentaron bajo la sombra de un frondoso árbol. Así sentados, Nasuk llamó a Yiyekle, el Tapir. Inmediatamente llegó. Le ordenó que arrancara todos los troncos que se encontraban en el campo. Después llamó a Jo´ok, Palo Santo, y le ordenó que sacara todo el pasto. Entonces llamó a Jojakzini, el Torbellino. Era enorme. Le mandó que limpiara toda la basura que había allí. El pasto, los troncos arrancados y todo lo demás. Quedó el campo muy limpio. Nasuk se puso a llamar a Ofo, la Paloma, dicíendole:
–Siembra este maíz que tiene el mismo color que tu cuello.
Luego llamó a Aoyakzini, la Araña, y le dijo:
–Siembra este maíz que tiene la misma forma que tu cuerpo.
Y siguió llamando a los pájaros, animales del monte e insectos, para confiarles a cada uno de ellos la siembra de las semillas de sandía, zapallo, melón, anco, calabaza y todas las otras plantas que dan frutos para comer.
de 'Textos Nivakle': 'Nasuk' (fragmento)
en "Las culturas condenadas"
comp. Augusto Roa Bastos
ed. Siglo Veintiuno (1987)