miércoles, 27 de septiembre de 2023

el Lis blanco (alchimia XLXI)

 



   En cuanto el Sol comenzó a salir, el Lis blanco se expandió como si todo él fuera de agua, como sucede con el rocío del alba sobre la hierba, como si fuese una clara lágrima de Sol, brillante como la Luna pura, y todo el conjunto ofrecía reflejos azulados. Cuando me acerqué pude ver que había consumido y reducido a agua a la flor roja, de manera que ya no pude ver ni la menor hoja de ésta; sin embargo no pudo esconder todo el rojo, dado que el rojo es de una complexión más ardiente y más seca, y el blanco es más frío y más húmedo; cuando el fulgor del Sol acudió desde el exterior en su ayuda, intentó recuperarse, pero no pudo a causa de la fuerza de la flor blanca, cuya naturaleza aún predominaba: combatieron dulcemente en todo momento, ambas acabaron por encontrarse en el Cielo, en el vidrio del Cielo, de donde fueron expulsadas e impulsadas por los torbellinos de los vientos; esta situación duró hasta que las dos, íntimamente unidas, fueron obligadas a permanecer en lo bajo, pues la raíz que las hacía crecer les fue cercenada. 









de 'Segunda parte' (fragmento)

en "Tratado del Secreto del Arte Filosófico"

Anonimo

trad. Santiago Jubany i Closas

ed. Indigo (1999)

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