El caballo se dirigió entonces hacia el lago y penetró en él. Conneda sintió que todo daba vueltas, y se encontró al revés , con el lago que se extendía encima suyo como la bóveda celeste. No tardaron en divisar la bola de hierro, que seguía rodando, y siguiéndola llegaron ante un embravecido torrente. Frente a ellos se encontraba un puente, vigilado por tres enormes serpientes.
–Ahora –le dijo el caballo–, abrirás el cesto y tomarás tres pedazos de carne que arrojarás a estas horribles serpientes.
Una vez hecho esto, el caballo aprovechó el momento en que las bestias estaban satisfaciendo su apetito para atravesar el puente al galope.
de 'La historia del príncipe Conneda' (fragmento)
en "Cuentos de hadas irlandeses"
trad. Jorge A. Sánchez
ed. Obelisco (1985)
No hay comentarios:
Publicar un comentario