En el umbral de una casa de imponentes proporciones, la única casa de una ciudad, hecha con piedra del rayo, hay dos ruiseñores fuertemente entrelazados. El silencio del sol preside sus retozos. El sol se despoja de su falda negra y su corpiño blanco. Y desaparece. La noche cae de golpe con un estallido.
Mirad a ese hombre: con el agua hasta las rodillas, se yergue orgulloso. Violentas caricias han dejado huellas luminosas en su cuerpo soberbio y nacarado. ¿Qué hace ese hombre de mirada turquesa y labios encendidos de deseos generosos? Ese hombre está dando alegría al paisaje.
¿Qué hace esa nube blanca? Esa nube blanca se está escapando, con un siseo, de un cesto volcado. Está dando vida a la naturaleza.
Max Ernst (1891-1976)
fragmento del prefacio a "La casa del miedo"
de Leonora Carrington (1917-2011)
en "Memorias de abajo"
trad. Francisco Torres Oliver
ed. Siruela (2001)
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