domingo, 26 de julio de 2015

invisible








   La mañana del tercer día era fresca y serena. Una vez más, el solitario vigía de la noche fue reemplazado en el trinquete por una multitud de vigías diurnos, que puntearon cada mástil, cada verga. 
   –¿La ven? –gritó Ahab.
   Pero la ballena aún era invisible.






















Herman Melville (1819-1891)
fragmento del cap. CXXXV
de "Moby Dick"
trad. Enrique Pezzoni
ed. Sudamericana (1970)



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